A todos nos gustaría tener ocurrencias brillantes, animosas y alegres. Pero llegan cuando llegan y como llegan. ¿De dónde vienen?
Un gobierno es insensato cuando toma decisiones que ya son consideradas contraproducente en su momento histórico, pero aun así se toman. Todo el mundo está de acuerdo en que una invasión de Ucrania es perjudicial para todos, pero eso no garantiza que no se vaya a hacer.
¿No es irresponsable querer escribir en seis meses un libro tan ambicioso como el que proyecto? ¿Por qué tanta prisa? La prisa obedece a dos razones.
“Opinión pública” es otro de los conceptos a incluir en el “Diccionario de conceptos políticos confusos” que me gustaría escribir. En los setenta Harwood Childs recogió todas las definiciones y, ante la imposibilidad de unificarlas, pensó que era mejor prescindir del término.
Desde el Panóptico se divisa un fenómeno histórico complejo y dramático, al que he denominado “tobogán político”. Es una dinámica acelerada, a veces no querida por nadie, que puede impulsar a las sociedades hacia la tragedia.