Una respuesta muy frecuente es el poder. Lo que mueve a los humanos es la “voluntad de poder”. Fue la teoría de Nietzsche y de Michel Foucault, y está presente en el movimiento woke. Según ellos, la humanidad en todo momento se ha dividido en dominantes y dominados.
En efecto, la historia, iluminada con rayos gamma, aparece como un juego de poderes. Tal vez siguiendo su evolución podamos comprender mejor el presente y también la naturaleza humana. El afán de dominar, de ampliar la propia fuerza, de distinguirse, parece firmemente anclado en muchas personas. Para ellas, conseguirlo es el contenido de su búsqueda de la felicidad. Pero no siempre significa lo mismo. No es lo mismo querer dominar la naturaleza, un arte, a uno mismo, que querer dominar a otra persona. Este es el poder más cruel y descarnado. Los otros pueden ser constructivos. La búsqueda pura del poder sólo se da en obsesos. En los demás casos suele necesitar legitimarse con finalidades menos ofensivas.
El político quiere sin duda mandar, pero también quiere dejar su huella, ser admirado e incluso querido. Las formas de ejercer el poder correlacionan con las formas de vivir la obediencia. Tema esencial para LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD.
