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¿Podría ser la política un juego de suma positiva, en el que todos ganásemos, o irremediablemente tiene que ser un juego de suma cero, en el que el ganador se lo lleva todo, como decía el libro de Robert Frank y Philip Cook (The Winner Take All)? He tratado el tema en varias ocasiones, pero ahora lo visito de nuevo mientras trabajo en la Historia universal de las soluciones, de la que es una pieza esencial.

Los conceptos de “juegos de suma cero” o de “suma positiva” proceden de la teoría de juegos elaborada por John von Neumann y Oskar Mongenstem, y continuada por John Nash. A partir de sus trabajos podemos distinguir entre juegos de suma cero, en que la ganancia de unos supone pérdidas para otros, es decir que no hay incremento de los bienes (el robo, la conquista, el deporte, el juego del póker); juegos de suma positiva (suma no-nula), en el que todos pueden ganar, y la suma total de bienes aumenta (el comercio, la democracia); y juegos de suma negativa, en el que todos pierden y los bienes disminuyen (las guerras).

“El gran talento político consiste en transformar los conflictos en problemas y aplicarse a resolverlos”

 

Robert Wright y otros pensadores optimistas, como Steven Pinker o Matt Riley, piensan que la humanidad ha ido evolucionando hacia juegos de suma positiva. Esta sería la flecha de la historia, que no depende de ningún designio predeterminado sino del mismo dinamismo de la inteligencia en busca de mejores soluciones. La hipótesis con la que trabajo es parecida. Los inevitables enfrentamientos sociales pueden plantearse como conflictos, en los cuales solo puede haber vencedores o vencidos, es decir, juegos de suma cero. Pero también pueden plantearse como problemas, que se pueden resolver con juegos de suma positiva. El gran talento político consiste en transformar los conflictos en problemas y aplicarse a resolverlos.

La mentalidad de suma cero tiende a ver el mundo dividido en “dominadores” y “dominados”, y la riqueza como una tarta, cuyo reparto queda afectado si alguien coge un trozo mayor del que le corresponde. Los investigadores trabajan sobre encuestas en las que se pregunta:

1.- Etnicidad. “En los EEUU hay muchos grupos étnicos diferentes (negros, blancos, asiáticos, hispánicos, etc.) ¿Cree que si un grupo étnico se hace más rico es a costa de que otros grupos se empobrezcan?

2.-   Ciudadanía: “En los EEUU viven personas que son ciudadanos estadounidenses y   personas que no tienen la ciudadanía americana. ¿Si los que no tienen la ciudadanía mejoran económicamente, cree que lo hacen a expensas de los verdaderos ciudadanos americanos?

3.- Comercio: “En el comercio internacional, si un país gana más, ¿es a costa de que otro país gane menos?

4.- Rentas:  En los EEUU hay diferentes niveles de renta, ¿piensa que si un grupo gana más es a costa de otros grupos?

El “pensamiento de suma cero” contesta afirmativamente a todas ellas. 

El World values Survey (WVS), que, entrevista a 192.000 personas en 72 países, ha incluido una pregunta que relaciona la riqueza con el pensamiento de suma cero. Los encuestados tienen que elegir entre dos afirmaciones, una que es de suma cero y otra de suma positiva. La primera es :”La gente solo puede hacerse rica a expensas de otro”. La segunda: “La riqueza puede crecer de manera que puede haber bastante para todos”. También se les pregunta si se consideran conservadores o progresistas, de derechas o de izquierdas.

Lo importante para mi investigación es que la actitud que se tenga respecto a si el mundo social, económico y políticos se rige por juegos de suma cero o de suma positiva es decisiva para el modo de diseñar las políticas. En una entrevista publicada en Le Point, el filósofo ucraniano Volodomyr Yearmolenko dice:” “Los rusos no pueden ver el mundo según las relaciones horizontales, de asociación, y de cooperación. Para ellos, todo es vertical: usted es dominador o dominado. Cuando han comprendido que ya no dominaban el mundo han sacado la conclusión de que están siendo dominados, por lo tanto, en peligro, y que la solución era amenazar a los otros. En cambio, el mundo occidental está construido sobre el principio de “juego de suma positiva”: en cada transacción todo el mundo debe ganar algo, aunque sea posible que unos ganen más que otrosLos rusos practican el “juego de suma negativa”. Incluso si sufren, están contentos si sufren menos que los otros”.

Creo que es demasiado optimista al juzgar a Occidente. En 2007, Donald Trump dijo:” Mucha gente dice que un buen acuerdo es ese en que los dos lados salen ganando.  Eso es una patraña. En un buen acuerdo sales ganando tú, no el otro lado. Se trata de aplastar al oponente y de sacar partido para nosotros”. Esto hace imposible las soluciones win-win. La postura de Bill Clinton era la opuesta: “Cuanto más complejas se vuelven las sociedades, y más complejas son las redes de interdependencia dentro y fuera de los límites de las comunidades y las naciones, un mayor número de gente estará interesada en encontrar soluciones de suma no nula. Esto es, soluciones ganancia-ganancia en lugar de soluciones ganancia-pérdida.  Porque descubrimos que cuanto más crece nuestra interdependencia, generalmente prosperamos cuando los demás también prosperan. (entrevista en Wired, diciembre de 2000). Es lógico que las políticas de ambos presidentes fueran distintas.

Muchos estudios confirman que el pensamiento de suma cero está ampliamente extendido. Mencionaré alguno de ellos, sin dar la referencia completa para no alargar este post. Aunque los economistas suelen afirmar que el comercio es un juego de suma positiva, la gente suele pensar lo contrario, lo que puede explicarse por la tendencia general a tener una mentalidad de suma cero (Caplan 2007, Rubin 2003). Mucha gente cree que el gobierno no puede beneficiar a un grupo sin perjudicar a otro (Bazerman, Baron, & Shonk, 2001), piensa en suma cero sobre el comercio internacional (Baron & Kemp, 2004; Johnson, Zhang, & Keil, 2019) y sobre la inmigración (Esses, Dovidio, Jackson, & Armstrong, 2001; Louis, Esses, & LaLonde, 2013). Se trata de un sesgo posiblemente natural porque aparece en muchos países (Rózycka-Tran, Boski, & Wojciszke, 2015) y se da también en diferentes orientaciones políticas, entre demócratas y republicanos (Davidai & Ongis, 2019). Incluso las parejas pueden pensar sobre el amor con mentalidad de suma cero (Burleigh, Rubel, & Meegan, 2017).

La mentalidad de suma cero puede convertirse en una profecía que se cumpla por el hecho de enunciarla. Si el que gana se lleva todo, podemos prepararnos para ese desenlace. Los juegos de competición priman sobre los de cooperación, y solo estos pueden ser de win-win. Es lo que he denominado “política ancestral”, por ejemplo, la teorizada por Carl Schmitt. En las negociaciones si ambas partes asumen que sus intereses son irreconciliables, será difícil llegar a un acuerdo. En Estados Unidos, muchos americanos blancos creen que la disminución de los prejuicios contra los negros provoca un aumento de los prejuicios contra los blancos; que el aumento de la inmigración amenaza el bienestar de los trabajadores americanos; que la disminución de la discriminación contra las mujeres va seguida de un aumento de la discriminación contra los hombres.

“Los resultados indican que los progresistas tienen mentalidad de suma cero, mientras los conservadores la tienen de suma positiva”

El pensamiento de suma cero tiene consecuencias adversas. Los negociadores que asumen que sus intereses son opuestos a los intereses de sus interlocutores frecuentemente pasan por alto las posibilidades para un acuerdo mutuamente beneficioso, desacreditan las ofertas ventajosas propuestas por la otra parte, y en consecuencia fallan en conseguir soluciones win-win. Los empleados que interpretan el éxito como suma cero (conseguido a expensas de otros) es más probable que actúen egoístamente y ayuden menos a sus compañeros. De modo más general, el pensamiento de suma cero disminuye la confianza interpersonal y aumenta el sentimiento de la gente de que hay que aprovechar las ventajas y que el sistema social es ilegitimo e injusto.

A pesar de que la mentalidad de suma cero parece ser básica y universal, muchos estudios intentan relacionarla con posturas políticas. ¿Las políticas win-win, son de izquierdas o de derechas? Los resultados indican que los progresistas tienen mentalidad de suma cero, mientras los conservadores la tienen de suma positiva, pero un análisis más detallado muestra alguna sorpresa. Lo explicaré en el próximo post.

 

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