El resentimiento y el tiempo. El odio es la ira envejecida, enranciada. El resentimiento insiste más en esa referencia temporal. Es una emoción que muestra…
Continúo mi diálogo con periodistas. Amaya Prieto, que dirige un programa titulado “La noche es bella”, en RNE, me hizo una objeción con la que…
Berna González Harbour tituló así la entrevista que me hizo, publicada en EL PAÍS, y el número de veces que se ha reproducido en otros…
Cuando escribí El laberinto sentimental y el Diccionario de los sentimientos, me quedé con ganas de estudiar las “emociones políticas”. Recogí mucha información, que he…
La luz visible nos presenta un universo más estable y armónico. En cambio, al captarlo con rayos gamma, aparece un turbión de energías en acción. Algo parecido sucede en la Historia. Los acontecimientos pueden verse con luz visible que muestra una objetividad fría. Sin duda, las estadísticas de las batallas, los enfrentamientos entre naciones, como si estas fueran entes reales que salen a pelear, la interpretación económica de los cambios sociales, son visiones verdaderas, pero ¿nos permiten comprender lo que sucedió? Contemplar la historia “con rayos gamma” nos revela un juego de fuerzas, intereses, miedos, coacciones, odios, venganzas, poder.
Toda la información manejada para escribir El deseo interminable me hace ver la historia de la humanidad como la agregación con frecuencia imprevisible de miríadas de búsquedas individuales de la felicidad. Ese esfuerzo está impulsado por nuestros deseos y emociones, y aquí comienza el problema porque nuestro sistema impulsor no está integrado. Deriva de dos líneas evolutivas distintas.
¿Qué nos enseñan las guerras sagradas? Que las religiones movilizan emociones muy profundas, que esas emociones unen a grupos grandes, que pueden dirigirse contra los enemigos de la religión, que tienen una sobremotivación ética, y son creadoras de sentido. Movilizar esas emociones es una de las herramientas del poder.
Desde el Panóptico se ve el mundo evolucionando a diferentes velocidades. La estructura del cerebro nos proporciona una metáfora sugerente: los núcleos emocionales son muy antiguos y cambian con lentitud, mientras que la corteza cerebral es más moderna y aprende aceleradamente.
Se ha producido una psicologización de la felicidad, que ha llegado a su cima con la psicología positiva., que ha provocado tres desplazamientos del significado de la palabra “felicidad”.