La invasión rusa de Ucrania marca una fecha triste. Metido como estoy en el análisis de las pasiones que mueven la historia, observo el inicio de una nueva guerra, iluminándola con rayos Gamma.
Es frecuente criticar a los nacionalistas por defender los intereses de su comunidad. Parece una muestra de insolidaridad. Sin embargo, voy a hacer una defensa de ese nacionalismo comparándolo con otro: el emocional.
¿Puedo escribir una “historia emocional”, sin descender a casos concretos? ¿Puedo escribir una “historia emocional” sin que los casos individuales impidan ver las grandes dinámicas?
Varias circunstancias han hecho aumentar en número de partidarios de la independencia de Catalunya. Sin duda este auge tiene un componente emocional poderoso, pero creo que quedarse en él no hace justicia al movimiento independentista. Se merece que analicemos sus argumentos.
Según una encuesta elaborada por el Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat, se mantiene el “cambio de prioridades” que los catalanes creen que debería tener el Govern de Catalunya
Varias circunstancias han hecho aumentar en número de partidarios de la independencia de Catalunya. Sin duda este auge tiene un componente emocional poderoso, pero creo que quedarse en él no hace justicia al movimiento independentista. Se merece que analicemos sus argumentos.
Se trata de una apasionante crónica de la Conferencia de Paz que se celebró en París -desde el 18 de enero hasta el 28 de junio- para diseñar el mundo tras la derrota de Alemania. La organizaron las potencias aliadas, y estuvo dirigida por
A la Historia como ciencia le ha costado mucho trabajo liberarse de la instrumentalización política. Se la ha utilizado para fomentar la lealtad, aumentar la cohesión nacional, inflamar el orgullo patriótico o las pasiones identitarias, o para estimular el ardor bélico contra los enemigos.