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po43 prioridades cambio
José Antonio Marina

Según una encuesta elaborada por el Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat, se mantiene el “cambio de prioridades” que los catalanes creen que debería tener el Govern. Desde el comienzo de la pandemia, la mayoría cree que debe ser la gestión de los servicios públicos (59’5%) frente al 37’5 % que piensa que debe ser “resolver el conflicto político entre Catalunya y el Estado”.

Desde el Panóptico parece un buen cambio porque los enfrentamientos ideológicos se plantean siempre en términos de “conflictos”, que solo terminan con la derrota de uno de los contendientes, mientras que los temas de política práctica pueden plantearse en términos de “problema”, lo que permite ponerse de acuerdo en la solución.

Desde el Panóptico se ve con claridad el “guion motivador” de todos los nacionalismos

La encuesta señala que los electorados de los partidos comparten este cambio de prioridad, excepto el de JxCAT, que cree que el conflicto político Catalunya-Estado (61,2%) es más importante que la gestión de los servicios públicos (36`7%). Esto augura una fuerte campaña de movilización de este partido, porque -también desde el Panóptico- se ve con claridad el “guion motivador” de todos los nacionalismos. Una minoría muy motivada trabaja tenazmente en una tarea proselitista con las siguientes etapas:

1

Despertar emociones identitarias

2

Avivar el orgullo nacional

3

Denunciar injusticias reales o ficticias

4

Fomentar la indignación y el victimismo

5

Cohesionar el grupo mediante la identificación de un enemigo

Como todos los “guiones motivadores”, este funciona de manera automática porque afecta a estructuras mentales muy profundas, y es muy eficiente.

Otro dato del cambio que creo percibir es la decisión de Jordi Cuixart de no presentarse a la reelección como presidente de Òmnium Cultural. Lo justifica admitiendo un cambio de ciclo y recomendando al movimiento nacionalista que busque unos líderes nuevos para un tiempo nuevo.  Sergi Vila, exconseller de la Generalitat con Puigdemont,  escribe en LA VANGUARDIA (26.1.2022):”El procés envejece mal, ha sentenciado hace pocos días Jordi Évole.Como pasó en su día en Quebec, tengo la impresión de que también en Catalunya a los protagonistas del bienio negro 2016-2017 cada vez les costará más justificar su comportamiento de esos días. (…) La pandemia ha situado la agenda de preocupaciones ciudadanas en una dimensión completamente distinta: es la hora de centrarse en la gestión, la salud y la economía”.

Dejo constancia porque quiero saber si mi apreciación es acertada.

Únete 4 Comments

  • Jordi Riera dice:

    Antes que nada, quiero manifestarle mi admiradión por su obra y por su actitud ética e intelectual, lo que me desaconseja escribir este comentario, que no obstante le envío con toda la prudencia.
    Coincido con usted en el relato del guión motivador. Sin embargo, esa me parece solo una de las posibles caras del nacionalismo, sin duda combatible (para mí). Y la veo como una capa encima de otra más profunda que la hace posible, como terreno abonado para que germine, de herida emocional con percepción colectiva. Y tengo dudas de si esa herida es un artificio dirigido o si tiene raices más profundas. Para mí, probablemente sea una combinación retroalimentada de ambas cosas. El discurso predominante del antinacionalismo (que suele ser a su vez nacionalismo propio, identificando al nacionalismo contrario como el enemigo de su propio guión motivador) suele ser el primero, lo que deja en una mala posición a los nacionalistas “seguidores”, poco menos que como rebaño de gente alienada sin capacidad de raciocinio alguno (que los hay). A mi parecer, eso no solo no resuelve el problema al quedarse en esa segunda capa, sino que lo agranda al avivar la herida por vía de la ofensa. El debate, para mí, sería pues sobre esa “herida”, sobre sus causas y sobre la gestión de ambas (causas y consecuencias), legitimando las emociones y privilegiando la razón en aras a una amplia (aunque forzosamente siempre incompleta) comprensión y una razonablemente positiva solución.
    Me parecen interesantes, en este sentido (creo), las ideas de Isaiah Berlin sobre la rama doblada, el romanticismo y los nacionalismos bueno y malo.
    Disculpe, por favor, el atrevimiento.

  • jose antonio marina dice:

    Estimado amigo, si ha leido toda la serie de DIario de Catalunya habrá podido comprobar la seriedad con que quiero comprender el fenómeno del nacionalismo.Yo, como niño de la posguerra, fui educado en el «nacionalismo español», y por eso creo que tiene razón al decir que un nacionalismo se combate desde otro nacionalismo. Las raices de los nacionalismos con sentimientos profundos y ancestrales de necesidad de pertenecer a un grupo, de ser aceptado dentro de él. Todo indica que es un «casi instinto» seleccionado evolutivamente para protegerse a uno mismo mediante la introducción en una comunidad, y para proteger la existencia del grupo entero. Las emociones grupales permitían esforzarse por la cohesión interior y estar dispuesto a sacrificarse frente enemigos. La preocupacion excesiva por la identidad -y ese componente de autodefensa y belicosidad que tiene en origen- hace que los nacionalismos puedan plantear (y de hecho han planteado) problemas. Pero vuelvo a repetir que son una ultima evolucion de un sentimiento que ha sido necesario para el mantenimiento de las comunidades. Lo que me parece importante e recordar que esos esquemas motivadores tan profundamente instaados en nosotros funcionan de manera automática, que pueden actuar de forma implacable, sin que nos demos cuent,a y que, precisamente por su poder, debemos someterlos a pensaiento crítico

  • Jordi Riera dice:

    Totalmente de acuerdo.
    He leído la serie (he leído casi todo, de usted) y admiro profundamente su rigor y su honestidad intelectual en la aproximación a la comprensión del mundo, así como su pasión por compartir su conocimento, de la que soy deudor.
    Soy consciente de los automatismos invisibles que operan en nosotros, herederos de siglos de mecanismos de adaptación, defensa y superación. Y de lo pelegrisos que algunos de ellos pueden llegar a ser, si campan sueltos. Personalmente me gusta pensar que no soy nacionalista (del nacionalismo malo) y cuando intuyo algún atisbo de ello en mi, trabajo para ahuyentarlo. Tengo, además, a mis Catones de referencia (entre los que está usted, si me lo permite) que me guardan de ello.
    Simplemente me he atrevido a hacerle llegar mi comentario porque este tema, en Cataluña y en España, está generando mucho desgaste (también en otras muchas partes del mundo). Creo que la palabra “nacionalismo” tiene distintas acepciones, y siendo consciente de la “cara mala” que tiene, y de sus indeseables riesgos que creo combatir, me preocupa que a nivel mediático (para mi el papel de los medios es, hoy, un grave problema colectivo) se simplifica excesivamente el mensaje (naturalmente, no es su caso) y la sociedad se polariza, lo que me ha llevado a una casi enfermiza obsesión por el matiz.
    Infinitamente agradecido y honrado por su respuesta y atención.

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