Freud fue un profundo pesimista. Las experiencias de la Primera Guerra Mundial, con sus matanzas masivas, impensables hasta aquel momento, representó para él el final…
Un archivo tan amplio y dilatado en el tiempo como el mío, guarda relaciones y nexos que he olvidado. Posiblemente sería más exacto decir “que…
Cuando escribí El laberinto sentimental y el Diccionario de los sentimientos, me quedé con ganas de estudiar las “emociones políticas”. Recogí mucha información, que he…
La luz visible nos presenta un universo más estable y armónico. En cambio, al captarlo con rayos gamma, aparece un turbión de energías en acción. Algo parecido sucede en la Historia. Los acontecimientos pueden verse con luz visible que muestra una objetividad fría. Sin duda, las estadísticas de las batallas, los enfrentamientos entre naciones, como si estas fueran entes reales que salen a pelear, la interpretación económica de los cambios sociales, son visiones verdaderas, pero ¿nos permiten comprender lo que sucedió? Contemplar la historia “con rayos gamma” nos revela un juego de fuerzas, intereses, miedos, coacciones, odios, venganzas, poder.
Desde que a principios de año comencé este Diario de investigación, he escrito unas seiscientas páginas, y una gran cantidad de fichas. Esta es la parte más sencilla. Ahora tengo que comenzar a seleccionar. Leer, estudiar, informarse es fácil porque es una “actividad pasiva”. La dificultad empieza al tener que “expresar” lo que se quiere decir.
Toda la información manejada para escribir El deseo interminable me hace ver la historia de la humanidad como la agregación con frecuencia imprevisible de miríadas de búsquedas individuales de la felicidad. Ese esfuerzo está impulsado por nuestros deseos y emociones, y aquí comienza el problema porque nuestro sistema impulsor no está integrado. Deriva de dos líneas evolutivas distintas.
No podemos inventar una palabra para cada uno de los dos millones de matices de color que podemos percibir, ni tampoco para cada uno de los sentimientos o emociones. La experiencia afectiva integra muchísimos elementos, que no sabemos identificar.