Desde que a principios de año comencé este Diario de investigación, he escrito unas seiscientas páginas, y una gran cantidad de fichas. Esta es la parte más sencilla. Ahora tengo que comenzar a seleccionar. Leer, estudiar, informarse es fácil porque es una “actividad pasiva”. La dificultad empieza al tener que “expresar” lo que se quiere decir.
La idea de que toda la historia humana deriva de tres grandes pulsiones universales y permanentes, a las que acompañan como guías las emociones universales, y el pensamiento como herramienta expansiva y correctiva. Mis dudas proceden de que no se si esta idea es verdadera.
¿Nacemos con un repertorio de deseos comunes a toda la humanidad? ¿Cuáles son? ¿Han cambiado a lo largo de la historia? Es evidente que la consideración del deseo ha cambiado y también la del “sujeto deseante”.
Siempre me ha interesado la estupidez. Puesto que existe una teoría científica de la inteligencia, debería haber otra igualmente científica de la estupidez.
Cuando desde el Panóptico se estudia la evolución de las ciudades se comprueba que tiene su origen en la confusa búsqueda de la felicidad que ha movido siempre a los humanos, y que se concreta en tres objetivos: la comodidad, la calidad de las relaciones, el aumento de posibilidades.