La Fira de Barcelona organiza del 16 al 18 de noviembre la décima edición de Smart City Expo World Congress. El tema me interesa desde hace mucho tiempo, cuando después de estudiar la inteligencia individual durante muchos años comprendí que era necesario estudiar la inteligencia colectiva, de las empresas, de las organizaciones y también de las ciudades. Me encontré que el término “ciudades inteligentes” había sido empleado para designar problemas de movilidad, sostenibilidad energética, infraestructuras, seguridad, digitalización, etc. Estos son sin duda problemas importantes que exigen mucha inteligencia para resolverlos, pero los problemas que una ciudad debe resolver son mucho más amplios. Por eso empecé a hablar de “ciudades con talento”,
palabra que utilizo para designar la “inteligencia triunfante”, es decir, la que elige bien las metas y moviliza la información necesaria, las emociones y la toma de decisiones necesarias para alcanzarlas.
Una ciudad con talento es la que satisface brillantemente estas tres necesidades de sus vecinos. El bienestar, mediante unos servicios públicos de calidad. La vinculación social, mediante unas buenas relaciones vecinales, de respeto y colaboración, junto a un decidido rechazo de la corrupción y la violencia. El aumento de posibilidades, favoreciendo el desarrollo educativo, cultural, profesional, económico de sus vecinos.
Cuando desde el Panóptico se estudia la evolución de las ciudades se comprueba que tiene su origen en la confusa búsqueda de la felicidad que ha movido siempre a los humanos, y que se concreta en tres objetivos: la comodidad, la calidad de las relaciones, el aumento de posibilidades. Una ciudad con talento es la que es capaz de cumplir esas aspiraciones. La comodidad se refiere a los servicios públicos, al tráfico, a las comunicaciones, a la seguridad, es decir, a todo lo configura una “Smart city”. Pero, además, tiene que facilitar una buena convivencia, respetuosa, educada, cívica, capaz de resolver los inevitables enfrentamientos que se producen. En una palabra, dotadas de un alto “capital comunitario”. Pero el tercer aspecto no es menos importante. Como señala Richard Florida, uno de los grandes expertos en el tema, una de las decisiones más importantes que habrás de tomar los ciudadanos es elegir en que ciudad van a residir, porque no todas ofrecen las mismas posibilidades de desarrollo educativo, económico o profesional. Charles Laundry, en su obra La ciudad creativa insiste también en la conveniencia de que las ciudades se conviertan en centro del dinamismo social, cultural y económico.
El agente educativo más eficiente debe ser el municipio
Desde el punto de vista educativo el tema es esencial. Hay problemas que por su envergadura exceden la capacidad de los centros educativos, y que por la necesidad de cercanía no son resueltos por planes nacionales. Por ejemplo, el fracaso escolar, la introducción al mundo laboral, el vandalismo en las calles, la violencia doméstica, el consumo de drogas. El agente educativo más eficiente debe ser el municipio. Por eso me parece una desdicha que los ayuntamientos -salvo el de Barcelona- desmantelaran las redes de escuelas municipales. Cuando lancé el proyecto Ciudades con Talento ofrecí a las ciudades planes para reducir el fracaso escolar, sin que ninguna se decidiera a emprenderlo, a pesar de que el coste era mínimo.
Como no pierdo la esperanza, sigo la pista a todo lo que tiene que ver con las ciudades.