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He leídoNúmero 40Revista El Panóptico

Racionalidad. Qué es, por qué escasea y cómo promoverla

Por 15 de noviembre de 2021 Sin comentarios
la racionalidad Steven Piker

Pinker es un prestigioso psicólogo cognitivo, que en sus últimos libros se ha dedicado a la “crítica cultural”. En La tabla rasa.(Paidós, 2003) analiza la negación actual del concepto de naturaleza. En Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones (Paidós, 2007) defendió la existencia del progreso humano, y el declive de la violencia.  En defensa de la Ilustración: Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso. Paidós. (2019) se enfrentó a una parte del pensamiento moderno que es anti-ilustrado.

En esta misma línea acaba de publicar Racionalidad. Considera que hay, incluso en medios académicos, un rechazo de la Razón. ” Movimientos académicos de moda como el posmodernismo y la teoría critica (que no hay que confundir con el pensamiento ritico) sostienen que la razón, la verdad y la objetividad son construcciones sociales que justifican el privilegio de los grupos dominantes” (61). Los lectores de El Panóptico están al tanto de estas corrientes, que son peligrosas porque la racionalidad es “la mejor manera de decidir sobre lo que importa”. “La aplicación consciente de la razón mejora realmente nuestras vidas y hace del mundo un lugar mejor”.

Pinker estudia los errores más frecuentes cometidos en lógica formal, los razonamientos condicionales, las reglas de la inferencia

La razón humana es la capacidad de utilizar el conocimiento para alcanzar objetivos, sirviéndose de un conjunto de herramientas que amplían las capacidades de la inteligencia: la lógica formal, el cálculo de probabilidades, la estadística, el conocimiento de los sesgos emocionales, y el pensamiento crítico, cuya función es desmontar falacias. “Muchas supersticiones se originan en la sobreinterpretación de las coincidencias, en la incapacidad de calibrar las evidencias en función de las probabilidades previas, en las generalizaciones excesivas a partir de las anécdotas y en el salto de la correlación a la causalidad” (335).

La racionalidad es un pasillo estrecho. Sufrimos muchas ilusiones cognitivas, Por ejemplo, juzgamos muy mal la probabilidad de que suceda algo. El premio Nobel Daniel Kahneman describió lo que denomina “sesgo por disponibilidad”. Aquellos datos que nos vienen con más facilidad a la conciencia adquieren una engañosa relevancia, Pinker estudia los errores más frecuentes cometidos en lógica formal, los razonamientos condicionales, las reglas de la inferencia. Especialmente brillante me ha parecido el que dedica al teorema de la probabilidad de Bayes. Menciona la obra de un autor que me interesó hace tiempo Dan Sperber, quien sostiene que la evolución no nos ha convertido en científicos objetivos, sino en abogados defensores de nuestros intereses, y que eso ha facilitado los sesgos cognitivos, lo que denomina “razonamiento motivado”, que es aquel que no aspira a conseguir la verdad, sino vencer en una disputa.

Pinker se dedica a luchar contra las falacias

Su preocupación por la difusión de la irracionalidad le lleva a pensar también en una “inmunología cognitiva”, como la que he presentado en ese Panóptico. “Si pudiéramos añadir algo al agua potable que volviera a todo el mundo más abierto y reflexivo, se esfumaría la irracionalidad, pero a falta de ello, consideremos un amplio repertorio de políticas y normas que podrían fortalecer los sistemas inmunes cognitivos en nosotros mismos y en nuestra cultura”. Sería estupendo ver a los individuos ganar puntos por reconocer la incertidumbre en sus creencias, cuestionar los dogmas de su secta política y cambiar de parecer cuando cambian los hechos, en lugar de ser creyentes inquebrantables de los dogmas de su camarilla. Inversamente, podría perderlos al otorgar una importancia excesiva a las anécdotas, confundir la correlación con la causalidad o cometer una falacia informal o apelar a argumentos de autoridad. También debería haber instituciones dedicadas a expandir el pensamiento crítico, y a actuar como filtro para proteger a la sociedad de las infopandemias. Los sistemas educativos, por supuesto, tendrían una importancia esencial en esta tarea.

En este libro Pinker se dedica a luchar contra las falacias. Le interesa más eliminar los errores que estudiar cómo se puede alcanzar el conocimiento. Por eso, espero que completado por otro estudio dedicado a los métodos para conseguir, reconocer y justificar la verdad.

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