Durante milenios la obediencia ha sido la virtud de la sociabilidad. Tanto el poder político como el poder religioso la fomentaban, la legitimaban, la obligaban. Uno de los cambios más profundos en nuestra historia tuvo que ver con un modo distinto de concebir la obediencia.
La ambición, ¿virtud o vicio?
Tener éxito supone alcanzar la meta deseada. Lo contrario es fracasar. Alcanzar la felicidad es siempre un éxito, pero ¿todo éxito proporciona la felicidad?
Una de las características del “sentimiento subjetivo de felicidad” es que se trata de una experiencia diferencial. Es el balance entre lo esperado y lo conseguido. O entre lo que tienen los demás y lo que tengo yo. Por eso los maestros estoicos y los orientales proponían como solución tener pocas expectativas, pocos deseos y no ser envidioso.
Todos los deseos están dirigidos a un fin, e introducen la teleología en la historia humana. No porque la historia tenga un fin, sino porque las miríadas de acciones que la constituyen sí lo tienen.
La búsqueda de la seguridad es una de nuestras motivaciones básicas, como señaló Maslow. La más fundamental en la pirámide de necesidades, después de las fisiológicas.
A todos nos gustaría tener ocurrencias brillantes, animosas y alegres. Pero llegan cuando llegan y como llegan. ¿De dónde vienen?