Skip to main content

06.2.2022.- Psicoanálisis de los jardines

Voy a darme un descanso, visitando unos jardines. Me lo sugiere la lectura de Hipólito Taine que me ocupa estos días. En sus Notas sobre Inglaterra contrapone simbólicamente los jardines ingleses y franceses. Hablando de la educación inglesa, escribe; «En resumen, la naturaleza humana está aquí más respetada y más intacta. Con arreglo a esta educación, los niños se asemejan a los árboles de un jardín inglés; con arreglo a la nuestra, se parecen a las alamedas recortadas y alineadas de Versalles.» En efecto, hay un cierto paralelismo entre el modelo de jardín de una cultura y sus instituciones políticas y educativas. El jardín francés, de seto recortado, no hace olvidar nunca la presencia coactiva del jardinero. Es un paralelo vegetal del poder absoluto. Lo mismo sucede con los bonsáis japoneses. El jardín inglés intenta lo contrario: que no se nota el gobierno humano. Los grandes jardineros ingleses clásicos -Capability Brown, por ejemplo- ordenaban la naturaleza sin forzarla. No quería que se vieran los cercados que limitaban las propiedades, e inventaron los “Ajá”, unas zanjas que cumplían la misma función, sin estropear el paisaje. El gobierno debe existir, pero pasando casi desapercibido.

Los grandes jardineros ingleses clásicos ordenaban la naturaleza sin forzarla.
El gobierno debe existir, pero pasando casi desapercibido

Cuando se está dentro de un proyecto, se tiene desplegada una antena especial para detectar lo que puede resultar interesante para él. Se llama “efecto Zeigarnik”. El proyecto sigue amartillado, aunque no nos demos cuenta, y se dispara cuando ve algo significativo. Esto me ha sucedido ahora: la idea de “jardín” está relacionada con la felicidad. En persa “jardín” se dice paraidi.daêza, de donde ha salido “paraíso”. En la Biblia se habla del “jardín del Edén”, donde vivieron nuestros felices primeros padres. En China, la palabra “jardín” significó originariamente “añoranza de montañas y aguas”, pero en el siglo II d.C. pasó a ser sinónimo de “vida del espíritu”, de “sabiduría”. Tao Yuanming, un poeta del siglo IV, que se retiró a un pequeño terreno en el páramo para convertirlo es jardín, escribió:

Por la ventana del sur dejo que escape mi vanidad.
Sé cuan fácil es la paz en un pequeño rincón.
Cada día, ufano, camino por el jardín.
El sol, al retirarse, ensombrece su luz.
Acaricio al pasar un pino solitario.

En mi libro tengo que hablar de esos “escenarios de la felicidad”. Afortunadamente, cuento con Une histoire du paradis, de Jean Delumeau, un autor al que debemos también una historia del miedo en Occidente, que explotaré todo lo que pueda.

Deja tu comentario