En su libro Histoire de la fatigue. Du Moyen Âge à nos jours, Georges Vigarello se hace dos preguntas: ¿Qué nos dice el cansancio acerca de la sociedad? ¿Qué es lo que la sociedad hace con el cansancio? Por mi parte, añado una tercera pregunta: ¿Qué relación tiene el descanso con la búsqueda de la felicidad?
Me siento tentado de honrar a los “guaraníes” nombrándoles paradigma de la “búsqueda de la felicidad”. Se lo merecen por sus cuatro siglos de estar en danza queriendo llegar a ella.
La historia de la felicidad ha de incluir la historia de las imágenes se los humanos se han formado de ellas. ¿Cuáles eran las expectativas? ¿Cómo la soñaban? Dos situaciones imaginarias incitaron a describir la felicidad perfecta. Una, situada en el pasado: la edad de oro, el paraíso terrenal.
Buscando información sobre el modo en que los humanos han pensado la felicidad, he dedicado estos últimos días documentándome sobre el modo como han entendido la felicidad perfecta, es decir, la vida en el Paraíso o en el Cielo.
La Historia de los paraísos terrenales y celestiales nos permiten conocer los sueños de la humanidad. Nos sirve de guía para descubrirlas. En el mundo cristiano -y también en el islámico- las primeras imágenes del Paraíso lo identifican con un jardín.
La teología ha intentado responder a las preguntas ¿qué experimentaran los cristianos tras la muerte? La variedad de respuestas, dicen, son decepcionantes para un teólogo, pero interesantísimas para un historiador.
Hoy hago un psiconalisis de los jardines observo que hay un cierto paralelismo entre el modelo de jardín de una cultura y sus instituciones políticas y educativas.