Uno de los efectos beneficiosos de la Inteligencia Artificial (IA) es que nos ha permitido conocer mejor la inteligencia humana. El gran parón que se…
En este momento trabajo mucho para escribir una historia de los deseos humanos, de nuestra permanente búsqueda de la felicidad, que ha ido produciendo a lo largo de la evolución esas colosales creaciones que llamamos “culturas”. ¿Hemos tenido siempre los mismos deseos?
¿Seremos capaces de utilizar bien la inteligencia, es decir, de convertirla en talento? Y puesto que esa es la función de la educación, ¿seremos capaces de organizar un sistema educativo capaz de producir el talento necesario?
A lo largo de la historia ha habido grandes movimientos de poblaciones. Los más constantes y poderosos han sido las conquistas y las migraciones. El método gamma revela las motivaciones individuales que los impulsaron.
Jugar es una de las actividades que caracteriza al ser humano y de la que nace la cultura entera. Sin llegar a tales extremos, el deseo de descansar y, posteriormente, el de dedicar ese tiempo libre a “actividades felicitarias”
Otro “ensayo GAMMA”. Nuestra especie es la más miedosa, porque la inteligencia añade miedos culturales a los miedos innatos, y porque la capacidad de anticipar nos hace más vulnerables ante posibles amenazas.
Un sistema filosófico redactado por un gran escritor. Puestos a pedir, desearía lo mismo. La crítica a la filosofía sistemática me parece tan boba como la crítica hecha a la memoria mencionando la lista de los reyes godos.
He acabado de redactar la monografía sobre la historia del miedo, mientras sucede la guerra de Ucrania y leo estudios acerca de la novedad del tiempo en que vivimos, y de la imposibilidad de gestionar tanta complejidad. No puedo dejar de pensar que los cambios tecnológicos, económicos y sociales se dan como variaciones de unos “guiones emocionales” implacables.
Sigo mi aprendizaje del análisis pasional de las actividades humanas. Hoy quiero tratar como ejemplo la arquitectura. Las primeras construcciones sirvieron para protegerse, pero al concentrarse en ciudades aparecieron tres tipos de edificaciones con diferentes fines, es decir, fruto de diferentes necesidades, deseos y proyectos: las murallas, los palacios y los templos.