Skip to main content

Día muy agradable en Albacete, con el decano y los profesores de la Facultad de Humanidades. La falta de tiempo me impidió aclarar una frase demasiado tajante que dije en mi intervención al recoger el premio: “Considerar que las “letras” pueden identificarse con las Humanidades supone tener una idea demasiado limitada de lo que estas son”. Lo aclaro ahora. Entiendo por Humanidades el estudio de la inteligencia humana y sus creaciones. Ni la Historia, ni la Literatura, ni el Arte, ni la Sociología lo son, si no están vistas desde esa perspectiva. Desde ella, en cambio, la física, la geología, o las matemáticas forman también parte de las Humanidades, porque todas son creaciones humanas productos colaterales de nuestra tenaz búsqueda de la felicidad. La Facultad ha elegido como símbolo la figura de Jano, el dios bifronte, para indicar que con un rostro mira al pasado y con el otro al futuro. Le doy otra interpretación: el Humanismo de tercera generación que propongo, mira con un rostro a las “letras” y con el otro a las “ciencias”. Y para ello tiene que estar forzosamente por encima de ambas. El Panóptico es una metáfora de esta subida de nivel.

Tal vez pueda pensarse que lo que estoy definiendo como Humanidades es la Filosofía, que también se ocupa de la inteligencia y de sus creaciones, (por eso hay una filosofía del conocimiento, de la historia, el arte, del derecho, etc.). Hay una diferencia importante. A mi juicio, la Ciencia de la evolución de las culturas es la que sintetiza el Humanismo 3G y, por supuesto, incluye la Filosofía como una parte importante de esas culturas. Los lógicos clásicos, al definir las ciencias, hablaban de “objeto material” (lo que estudiaban) y “objeto formal” (el punto de vista desde el que lo estudiaban). La física y la química tienen el mismo objeto material, pero lo estudian desde enfoques diferentes. Pues bien, la Ciencia de la evolución de las culturas incluye la Filosofía en su objeto material, pero considerada formalmente como producto de nuestra búsqueda de la felicidad. Este origen enraíza nuestra ciencia en las más profundas necesidades y expectativas del ser humano. Es una historia pasional de la Humanidad, por eso creo que puede tener un gran atractivo pedagógico, si la explicásemos bien a nuestros alumnos. Al fin y al cabo, está hablando de sus vidas.

 

Deja tu comentario