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Buscando otra cosa en mi Archivo tropiezo con un texto que había olvidado, en el que sin embargo encuentro una clara descripción de la Ciencia de la evolución de las culturas, en la que trabajo. Está tomado de la obra de Peter Richerson y Robert Boyd, Not by genes alone, publicada en 2005 por la Universidad de Chicago. Estos dos autores forman parte de un grupo de investigadores de lo que llamaré Deep psychocultural evolution, que estudia como la cultura ha influido no solo en la psicología sino también en la genética de la que emerge esa psicología. El texto es el siguiente:

 “La última explicación de los fenómenos culturales yace en la comprensión de los procesos genéticos y evolutivos que los generan. La evolución genética es importante porque la cultura está profundamente trenzada con otras partes de la biología humana. El modo como pensamos, el modo en que aprendemos, y el modo en que sentimos determinan la cultura, afectando a qué variantes culturales son aprendidas, recordadas y enseñadas, y de esa manera qué variantes persisten y se difunden.” (p. 238). Por ejemplo, los procesos evolutivos culturales construyen un entorno social que causa una selección natural individual a favor del altruismo empático.

 

“¿Por qué no podría haber un curso homo sapiens, parecido al modelo de un curso inicial de Biología, que fuera una introducción completa a la conducta humana?”

Los autores señalan que a pesar de que la biología se divide en muchas ciencias (molecular, genética, ecología, etc.)  se estudia inicialmente como un todo. En cambio, las ciencias sociales se estudian separadas, como si existieran de esa manera. ¿Por qué no podría haber un curso homo sapiens, parecido al modelo de un curso inicial de Biología, que fuera una introducción completa a la conducta humana? Una historia evolutiva de la cultura podría servir de introducción a la unificación de las ciencias sociales. No solo proporciona una suave integración de la biología y la cultura, sino una integración de las ciencias sociales entre sí.” Creo que no solo serviría para integrarlas, sino para aprovechar sus conocimientos y conseguir un nivel superior de comprensión. Ese curso básico debería impartirse en todos los niveles educativos, incluido el primer curso de todas las carreras universitarias.

Es fácil reconocer en el texto de Richerson y Boyd el proyecto de la Ciencia de la evolución de las culturas.  Como no puede haber un plagio retrospectivo o adivinatorio tengo que reconocer que he sido yo quien he plagiado, o al menos quien ha cultivado esa semilla recibida. La memoria nos juega con frecuencias estas jugarretas.

Los autores se preguntan cómo elaborar esa ciencia general. ¿Conviene pasar de lo individual a lo particular o al revés? Las ciencias sociales siempre han luchado con el problema micro-macro. Los autores piensan que la evolución darwiniana ofrece una explicación porque incluye genes, individuos y poblaciones. En ese modelo, lo que afecta a los individuos (por ejemplo, la selección natural) afecta a las propiedades de la población, incluso estando como individuos presos en su pool genético, pueden aprovecharlo. Aunque a corto plazo parece que los individuos no pueden influir en las instituciones, a largo plazo si lo hacen.

“Los humanos somos agentes especialmente activos en nuestra propia evolución”

En 1982, los pioneros de la “economía evolucionista” Richard Nelson y Sidney Winter subrayaron que entre los retos intelectuales interesantes en su disciplina ”ninguno lo es más que comprender el gran complejo de cambio acumulativo en la tecnología y la organización económica que había transformado la situación humana en los últimos siglos”. Historiadores y sociólogos señalarían como cuestión central el auge de las sociedades complejas de los últimos cinco milenios. Los antropólogos, el comienzo de la agricultura. Y los politólogos la emergencia de las instituciones políticas. Así pues, los procesos evolutivos son el centro de interesantes cuestiones acerca de nuestra especie. Los humanos somos agentes especialmente activos en nuestra propia evolución.  La tesis de los autores es que la cultura está almacenada en las sociedades (population), y para comprender el cerebro humano y como las sociedades cambian necesitamos un pensamiento colectivo.

El Archivo me remite a otro autor del grupo que he bautizado como Deep psychocultural evolution, Joseph Henrich. En su libro The Secret of our Success, escribe: “Al buscar una mejor comprensión de la vida humana, necesitamos desarrollar una nueva clase de ciencia de la evolución, que se centre en la rica interacción y coevolución de la psicología, cultura, biología, historia y genes. El camino es largo y no transitado y sin duda encontraremos muchos obstáculos y trampas, pero promete un excitante viaje en territorios no explorados intelectualmente, al buscar comprender una nueva clase de animal, el humano”.

Ese es el territorio que estoy empeñado en explorar.

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