En una entrevista en La Sexta, Mario Conde habló hace unos días del poder que tuvo en sus manos, y de cómo en aquel momento…
De los años en que me dediqué a la lingüística para escribir La selva del lenguaje y Diccionario de los sentimientos me ha quedado un…
Parece que el deseo de paz es una constante universal, y que de hecho se ha buscado continuamente, hasta el punto de que necesitaríamos escribir la historia de los esfuerzos por la paz, cosa que no se ha hecho a pesar de tener tantas historias de la guerra. ¿Por qué no hemos sido capaces de mantenerla? ¿Es falso ese deseo? ¿Deseamos la paz, pero al mismo tiempo deseamos la guerra, de la misma manera que deseamos la serenidad, pero también la excitación?
La evolución del afán de poder -en especial del Poder político, que escribiré con mayúscula- es una de las grandes fuerzas que definen la historia emocional de la humanidad. Es la pasión que más influencia social ha tenido. Para comprenderla debemos tener una concepción “nominalista” de la realidad social.
Desde que a principios de año comencé este Diario de investigación, he escrito unas seiscientas páginas, y una gran cantidad de fichas. Esta es la parte más sencilla. Ahora tengo que comenzar a seleccionar. Leer, estudiar, informarse es fácil porque es una “actividad pasiva”. La dificultad empieza al tener que “expresar” lo que se quiere decir.
¿Qué nos enseñan las guerras sagradas? Que las religiones movilizan emociones muy profundas, que esas emociones unen a grupos grandes, que pueden dirigirse contra los enemigos de la religión, que tienen una sobremotivación ética, y son creadoras de sentido. Movilizar esas emociones es una de las herramientas del poder.
Desde el Panóptico se ve el mundo evolucionando a diferentes velocidades. La estructura del cerebro nos proporciona una metáfora sugerente: los núcleos emocionales son muy antiguos y cambian con lentitud, mientras que la corteza cerebral es más moderna y aprende aceleradamente.
Desde el Panóptico, se contempla un mundo a dos velocidades: tecnológicamente muy avanzado, pero mentalmente anclado en programas ancestrales. La guerra de Ucrania es una prueba evidente.
Utilizar la pronunciación de una palabra como proceso sumarísimo para identificar a sus víctimas es un procedimiento usado en muchas ocasiones.