Continuamente recibimos más información de la que podemos utilizar o incluso registrar. Por eso, una de las tareas más complicadas y necesarias de la inteligencia es “identificar la información relevante”. En términos castizos, separar el grano de la paja.
Los mecanismos emocionales tienen esa finalidad, pero con frecuencia nos engañan.
Encuentro la misma pregunta en dos libros recientes. Francis Fukuyama – Identidad, Deusto, p.105- piensa que la izquierda presta cada vez más atención a los problemas del “reconocimiento de las identidades”, en vez de fomentar la solidaridad en torno a grandes colectividades, como los trabajadores o los explotados económicos.
La pandemia ha puesto de actualidad la llamada “educación híbrida”, mezcla de aprendizaje presencial y on line. Es una aplicación elemental y pobre de algo sobre lo que muchos estamos trabajando
«El informe Coleman, 50 años después». Revista de la Asociación de Sociología de la Educación, 2016. Más que negarla tesis principal, creo que matiza lo que debemos considerar “influencia social”, que va más allá de la familia. La obra de Coleman debe completarse con la de su colega Robert Putnam.
El editorial de L’Obs (26.8.2021) habla de la desigualdad que se está produciendo en la escuela francesa. Francia es uno de los países de la OCDE donde el origen social pesa más en los resultados escolares.