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20.3.2022.- La actualidad bajo rayos gamma

Ya les he contado mi forma de trabajar. Lo que escribo depende en último término de las ocurrencias que me proporciona mi “inteligencia generadora”, que es biología+memoria. Lo único que puedo hacer intencionadamente es lo que hace el director de una empresa: elegir los proyectos, animar a sus colaboradores (que son los que saben hacer las cosas), proporcionarles los materiales que necesitan y evaluar los resultados. Pues lo mismo hago yo. El proyecto, como saben, es escribir El deseo interminable, una historia de los deseos, emociones, expectativas que han dirigido la evolución de la humanidad y que resumo como la búsqueda de la felicidad.

Mi proyecto supone la observación de la historia utilizando “rayos gamma”, es decir, intentando descubrir los pulsos pasionales que laten por debajo de las apariencias.

Cuido mucho de proporcionar a la inteligencia generadora información variada, porque confío en que hará buen uso de ella y me enviará a la conciencia ideas interesantes. Con ese propósito, acabo de leer una historia de la ecografía. Como saben es un medio diagnóstico basado en las imágenes obtenidas mediante el procesamiento de los ecos reflejados por las estructuras corporales, gracias la acción de pulsos de ondas ultrasónicas. La parte más apasionante de la historia es como fueron identificándose esas imágenes que al principio eran incomprensibles. Ahora la técnica se ha perfeccionado y simplificado tanto, que la OMS recomienda que todo médico pueda practicar ecografías al terminar sus estudios.

¿Y por qué me interesa este tema?

Porque mi proyecto supone la observación de la historia utilizando “rayos gamma”, es decir, intentando descubrir los pulsos pasionales que laten por debajo de las apariencias. Y, como ocurría a los primeros ecografistas, tengo que adiestrarme en reconocer las imágenes. Pensemos en la guerra de Ucrania. Lo que desconcierta a todos los observadores es que nadie sabe cuál es el proyecto de Putin: lo que quiere conseguir.  Un proyecto es siempre la concreción de un deseo.

¿Es un episodio más de una voluntad de poder desmesurada?

Porque mi proyecto supone la observación de la historia utilizando “rayos gamma”, es decir, intentando descubrir los pulsos pasionales que laten por debajo de las apariencias. Y, como ocurría a los primeros ecografistas, tengo que adiestrarme en reconocer las imágenes. Pensemos en la guerra de Ucrania. Lo que desconcierta a todos los observadores es que nadie sabe cuál es el proyecto de Putin: lo que quiere conseguir.  Un proyecto es siempre la concreción de un deseo.

Muchos políticos sienten el “placer de la acción”. Make it happen, aunque no esté claro lo que va a suceder.  Recuerdo una carta de Churchill a su esposa en vísperas de la guerra del 14: “Todo tiende a la catástrofe y al colapso. Me siento interesado, listo para la acción y feliz. ¿No es horrible estar hechos de esta manera? Ruego a Dios que me perdone tan tremenda frivolidad”. La voluntad de poder es ciega, aunque sin duda busca siempre legitimaciones. Putin puede pensar que le mueve el amor a la gran Rusia, la nostalgia del poder de la URSS, o la búsqueda de seguridad frente a un occidente demasiado poderoso. Todas las motivaciones son compuestas, y desconozco los ingredientes del cóctel Putin, no si es molotov o espirituoso.

Los rayos gamma enfocan también el ejercicio del poder. Por muy autócrata que sea un gobernante, tiene que apoyarse en sus colaboradores. ¿Cómo asegura su lealtad? Tema interesante para el proyecto Gamma. Aprovechando el libro de Alan Bullock Hitler y Stalin. Vidas paralelas, estoy intentando descubrir como lo hicieron estos dos personajes. Los premios son un modo de conseguirlo. Se ha hablado mucho estos días de los oligarcas favorecidos económicamente por Putin, pero que no están en su círculo íntimo de poder. Esta precisión es interesante, aunque no estoy seguro de lo que significa. Algunos informes dicen que se ha rodeado de gente mediocre que en ningún momento puede intentar un golpe contra él. Me interesaría mucho saber si eso es cierto, porque una situación así supone unas precauciones que a la larga son perjudiciales. Por último, esta semana Putin ha asistido a un gigantesco acto para enfervorizar a cien mil espectadores. La prohibición de fuentes libres de información, la propaganda, la estimulación emocional hablando de la maldad del enemigo y de la grandeza rusa son modos tradicionales de ejercer el poder, que hasta ahora Putin no había necesitado de manera tan visible.

Por hoy, la gammagrafía de la actualidad no da más de sí.