Skip to main content
Temas:

sociedad del aprendizaje

El mundo político se está llenando de palabras nuevas y desconocer su significado puede suponer la exclusión del debate social. La empresa de sondeos IFOP realizó una encuesta para L’Express en febrero pasado titulada “Conocimiento y adhesión a las tesis del pensamiento “woke” entre los franceses”. Se preguntaba por el conocimiento de las siguientes expresiones: •Escritura inclusiva •Estudios de género •Cultura de la violación •Racismo sistémico •Pensamiento descolonial •Masculinidad tóxica •Luchas sin mezcla de identidades •Interseccionalidad de las luchas •Cancelación cultural •Pensamiento woke. Muchas de estas expresiones eran desconocidas por la mayoría de los ciudadanos. Los conocedores de este vocabulario presentaban el siguiente perfil: mujer entre 18 y 35 años, universitaria, procedente de familia acomodada, que ha votado por Benoït Hamon o Jean-Luc Mélenchon en la elección presidencial de 2017. En España, el debate político ha introducido otros términos que también es necesario conocer: sexo, género, cisgénero, transgénero, ideología trans, trans*, sistema no binario, género fluido, etc. Creo que conocer este vocabulario es necesario para que debates políticos y sociales no sean monopolizados por un grupo político elitista. Por eso, después de vacaciones comenzaré en el Panóptico un Diccionario woke, para facilitar la comprensión de algunos debates que posiblemente se incrementarán en el otoño.

Jose Antonio Marina

Ya en 2009, Robert Skidelsky, uno de los mejores conocedores de la obra de Keynes, anunció el retorno de Keynes. Sostenía que en momentos de crisis económica todos los economistas se vuelven keynesianos. La crisis actual lo ha puesto de manifiesto. No puede salirse de ella sin la ayuda del Estado. Resulta por ello muy oportuna la publicación de la obra de Zachary D. Carter El precio de la paz, Dinero, democracia y la vida de John Maynard Keynes (Paidós, 2021). He alternado su lectura con la del libro de Margaret MacMillan que comento en este mismo Panóptico. Keynes fue uno de los asesores que participaron en la Conferencia de Paz de 1919, en especial para estudiar las indemnizaciones que había que pedir a Alemania. Su plan no fue aceptado y consideró que las cantidades reclamadas eran injustas, imposibles de satisfacer, y económicamente desastrosas para todos. Para explicar su desacuerdo con el Tratado de Versalles escribió Las consecuencias económicas de la paz, título al que hace referencia el del libro de Carter que comento. Es una prueba del talento de Keynes para comprender los movimientos históricos, no solo económicos. Es lo que le hace tan interesante para el Panóptico. El siguiente texto es un buen ejemplo: “Si aspiramos deliberadamente al empobrecimiento de la Europa central (es lo que hacía el Tratado de Versalles), me atrevo a predecir que la venganza no tardará”. El estallido de la II Guerra Mundial le dio la razón. Keynes se alejaba así tanto del liberalismo austero imperante como del comunismo, y establecía un camino por el cual era posible conservar la vitalidad de la sociedad occidental y su deseo de libertad, pero al mismo tiempo arreglar problemas serios, como la desigualdad, y más en tiempos de la Gran Depresión. Y tenía razón, en la medida en que personas como él tejieron el New Deal, así como el capitalismo fordista que reinó tras la II Guerra Mundial. Ese camino, insiste Carter, debería ser explorado y utilizado de nuevo en nuestro tiempo, cuando es tan necesario o más que entonces.

Jose Antonio Marina

¿Es peligroso el aumento de universitarios?

Por Número 30, Revista El Panóptico, Sigo la pista2 Comments

Si mi éxito es obra mía, su fracaso debe ser culpa suya. Esto hace, concluye Sandel, que la meritocracia sea corrosiva para la comunidad. Tener un título universitario o no tenerlo equivale a ser considerado ganador o perdedor. Estos perdedores están llenos de resentimiento e indignación y votaron a Trump porque supo conectar con ellos.

Leer más

Insiste una vez más en denigrar el aprendizaje memorístico. A estas alturas, debería precisar más. Todo aprendizaje es memorístico, porque la memoria es el órgano del aprendizaje. A lo que se refiere es a utilizarla solo para “repetir” lo aprendido. La educación es construcción de la memoria personal y aprendizaje de su buen uso.

El ministerio de Educación va precisando el contenido de los currículos.