Santiago Espot, impulsor de la formación independentista Força Catalunya y presidente de Catalunya Acció, una asociación que se dedica a señalar a aquellos negocios que no usan el catalán para atender a sus clientes, ha tuiteado: «Israel tiene todo el derecho a defenderse. Israel debe ser un ejemplo para Cataluña. Porque, entre otras cosas, si no te defiendes con valentía y dignidad te matarán. Tomemos buena nota de ello. Personalmente, para defender Cataluña, haría lo que fuera necesario”. Un caso típico de “político ancestral”.
El Bloomberg Innovation Index 2021 maneja siete indicadores: gasto en investigación y desarrollo, valor añadido de las manufacturas, productividad, intensidad de alta tecnología, eficiencia en el sector terciario, concentración de investigadores, actividad en lograr patentes. En el primer puesto está Corea del Sur, seguida de Singapur. EEUU está en el puesto 11, China en el 16, y España en el 31. Silvano Arieti habló de sociedades creativogénicas, es decir, que fomentan la creatividad. Al parecer, España no lo es. Y eso es grave porque no se trata solo de creatividad científica, empresarial, cultural, sino también de creatividad social y política.
Me ha sorprendido que acabe de traducirse en Francia un libro que causó sensación en 1994: Higher Superstition: The Academic Left and Its Quarrels with Science (Superstición superior: La izquierda académica y sus objeciones a la ciencia), de Paul Gross (biólogo) y Norman Levitt (matemático). Es una crítica contra el ataque a la idea de verdad promovida por el constructivismo social y la teoría posmoderna. Creo que esta recuperación se debe a la reactivación de esa confabulación contra la verdad de la que les hablé en el Panóptico 27: La rehabilitación de la verdad.
Mi interés por conocer la política desde dentro, lo que sucede tras las bambalinas, me hace leer muchas memorias y biografías de políticos. Jérémie Gallon ha publicado Henry Kissinger, l’Européen, una elogiosa biografía del secretario de Estado del presidente Nixon. Lo sitúa al nivel de Metternich, porque en los 70 fue el arquitecto de los grandes equilibrios del mundo. El acercamiento a China hizo que la política internacional se jugase a tres bandas: EEUU, URSS y China. Era un pragmáticos: “No hay ideología, solo intereses americanos”, afirmó. El autor reconoce la parte oscura: los bombardeos de Camboya y el apoyo a Pinochet. Era firme partidario de la “realpolitik”: Sostenía que la Unión europea ha caído en la trampa de la moralización, y que así no se escribe la historia. Carece de carácter. El humillante trato de Erdogan a la Presidenta de la Comisión, o de Putin a Borrell, lo demuestran. Recuerdo el escándalo que produjo a principios de siglo el libro de Robert Kagan Poder y debilidad. Europa y Estados Unidos en el nuevo orden mundial. Sostenía que la postura moralizante de Europa, por ejemplo, en la defensa de los derechos humanos, era solo fruto de su debilidad e irrelevancia. Cuando no se tienen que tomar decisiones se puede ser muy sensible. Por cierto, Kagan (asesor del presidente George W. Bush) publicó en 2017 un artículo en Foreing Policy, titulado: “Apoyar la Tercera Guerra Mundial: Estados Unidos debe controlar las potencias emergentes de Rusia y China antes de que sea demasiado tarde” (Backing into World War III). Así anda el patio.
¿Tiene sentido esta expresión de Obama? “Los que se aferran al poder por medio de la corrupción, el engaño y el silenciamiento de quienes discrepan deben saber que están en el lado equivocado de la historia”. Sandel señala que quienes defienden la distinción entre lado correcto o incorrecto tienen una creencia:” a pesar del irregular ritmo del progreso, la historia siempre tiende hacia la justicia” (72) Barak Obama repitió una frase de Martin Luther King: “La curva del firmamento moral es larga, pero tiende hacia la justicia”. La pronunció Obama en 33 ocasiones y hasta hizo que la bordaran en una alfombra del despacho oval. Creo que están en el lado correcto de la historia todos los que colaboran al establecimiento, expansión y consolidación de la “felicidad política”.
Si mi éxito es obra mía, su fracaso debe ser culpa suya. Esto hace, concluye Sandel, que la meritocracia sea corrosiva para la comunidad. Tener un título universitario o no tenerlo equivale a ser considerado ganador o perdedor. Estos perdedores están llenos de resentimiento e indignación y votaron a Trump porque supo conectar con ellos.
Creo que la persona que va a influir más en la evolución del mundo en los próximos diez años es Xi Jinping, presidente vitalicio de la República Popular china, y que debemos observarlo con atención.
El enfrentamiento entre Israel y Palestina se ha recrudecido en estos días, y crece el escepticismo ante la posibilidad de resolver un conflicto tan profundamente enraizado. Desde que en 1957 apareció la primera revista dedicada a la solución de conflictos – Journal of Conflict Resolution. A quarterly for research related to war and peace, (Universidad de Michigan)- han proliferado los centros de estudios y de mediación y las publicaciones sobre estos temas. Pero una y otra vez el recurso a la violencia se impone.