La guerra de Ucrania refuerza mi convicción de que el cerebro humano puede sufrir regresiones. Toda su arquitectura parece dirigida a aprovechar el impulso pasional para dirigirlo a metas inteligentes.
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La guerra de Ucrania refuerza mi convicción de que el cerebro humano puede sufrir regresiones. Toda su arquitectura parece dirigida a aprovechar el impulso pasional para dirigirlo a metas inteligentes.
Algunas agencias estadounidenses dicen que la guerra de Ucrania comenzará mañana. La diplomacia se desmelena. Varios países, entre ellos España, han pedido a sus nacionales que abandonen la nación amenazada.
Macron ha asumido, además de sus versátiles y ubicuas responsabilidades presidenciales, la de fijar el relato nacional. Considera importante “reconocer” memorias a veces opuestas, “reconciliarlas” y enmarcarlas en un “relato común”.