En nuestro cerebro hay un centro de recompensas y un centro de castigos. En ellos nacen las experiencias de placer y dolor, de refuerzos positivos…
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En nuestro cerebro hay un centro de recompensas y un centro de castigos. En ellos nacen las experiencias de placer y dolor, de refuerzos positivos…
He interrumpido el trabajo sobre El deseo interminable para preparar una conferencia que pronunciaré esta semana sobre humanismo y medicina. Pero cuando se está trabajando en un proyecto, tenemos desplegadas unas antenas que detectan todo lo que puede tener relación con él. Es un estado de receptividad que siempre me sorprende y encanta.
Las estadísticas de las batallas, los enfrentamientos entre naciones, la interpretación económica de los cambios sociales, son visiones verdaderas, pero ¿nos permiten comprender lo que sucedió?