Entre “Inteligencia” y “talento” hay la misma diferencia que entre “herramienta” y “uso de esa herramienta”. La función de la educación es transformar la inteligencia en talento.
En el niño hay que desarrollar la capacidad de utilizar bien su inteligencia de niño, en el adolescente, su talento de adolescente. Y hay un caso que me interesa especialmente. En los seniors hay que desarrollar el talento senior. Los veteranos debemos potenciar nuestro talento de veteranos. El envejecimiento se puede asociar a una mejora de las estrategias empleadas para recordar capacidades y aptitudes ya aprendidas.
Hay que conocer como es nuestra inteligencia -que ha cambiado – y aprender a usarla bien. Y eso exige: aumentar nuestra capacidad de aprendizaje, configurar y completar nuestra memoria, y cuidar la higiene de nuestros sentimientos.
«Llamamos “talento” al buen uso de la inteligencia, que se caracteriza por elegir bien las metas, manejar la información necesaria, gestionar las emociones y poner en práctica las virtudes ejecutivas imprescindibles para alcanzar esos objetivos»