Skip to main content

Una crónica sobre el funcionamiento de una memoria -en este caso, la mía-debe observar dos aspectos: cómo se asimilan las nuevas informaciones y cómo se consigue que permanezcan. Todos tenemos la experiencia de haber leído un libro o visto una película y no recordar nada días después. Sin embargo, es difícil distinguir entre lo que se ha olvidado y lo que se conserva, pero no se puede recordar. Posiblemente, antes de que madure el hipocampo (centro de las memorias que se pueden evocar) las experiencias afectivas se conservan en la amígdala (a la que no se puede acceder por evocación voluntaria). Recuerdo una experiencia contada por el profesor Ernest Hilgard. Un paciente japonés nacido en EEUU, que desconocía el idioma japonés, durante una sesión de hipnotismo “regresivo”, en el que se van activando recuerdos cada vez más antiguos, al llegar a la infancia empezó a hablar en japonés. Al despertar no supo explicarlo. Investigando el asunto descubrieron que de niño su familia había sido internada en un campo de concentración, como muchos japoneses ciudadanos americanos, después del desastre de Pearl Harbour. Durante los años que permaneció allí, el niño debió de aprender japonés, idioma que olvidó al reintegrarse a la vida normal o, mejor dicho, fue incapaz de recordar.

Vuelvo a Henrich. Su libro tiene 800 páginas, una tesis clara, y un acopio de datos y pruebas abrumador. Me interesa recordar el contenido, porque es importante para la Ciencia de la evolución de las culturas, pero no puedo almacenarlo en mi memoria neuronal. Intento mantener en ella las tesis y recoger en el Archivo algunos datos relevantes, que en caso necesario puedo completar volviendo al libro. Pero en los dos formatos de la memoria – Cerebro y Archivo- se produce un fenómeno análogo. La nueva información se integra en redes de memoria, que puede aumentar o variar. Organizar bien esta colaboración entre memoria interna y externa me parece fundamental para una buena educación y, por supuesto, para un buen trabajo profesional. Los estudios sobre “memoria experta” muestran que esta codifica la información de manera mucho más eficiente, en redes más tupidas e interconectadas, que la de los inexpertos. Así se resuelve el “problema del almacén”. Lo explico. Las teorías que conciben la memoria como un almacén (“aula ingens memoria”, decía san Agustín) tenían que admitir que cuanta más información hubiera en ese almacén más difícil seria encontrarla. Pero los hechos no funcionan así. Los expertos lo hacen con más rapidez.

Volvamos al libro de Henrich. Su idea central es que las prácticas e instituciones culturales producen cambios en el modo de pensar y sentir, e incluso variaciones biológicas. La evolución humana ha pasado por tres etapas. La primera, biológica. La segunda de co-evolución biológica cultural. La tercera, fundamentalmente cultural. Intenta aplicar este esquema a la génesis de una “especie cultural”: los WEIRD (Western, Educated, Industralized, Rich, Democratic) y muestra, con gran acopio de comprobaciones cruzadas, la importancia que tuvo para su configuración la Iglesia en la Edad Media. La Iglesia trabajó para debilitar el modelo de sociedad fundado en el parentesco intensivo, que se basa en un patrimonio familiar colectivo, no fraccionable, en la unidad habitacional compartida para una familia extensísima, respeto a la autoridad de los ancianos, matrimonios entre familias, y un régimen de obediencia. La política matrimonial de la Iglesia rompía la autoridad patriarcal, favorecía la separación de los hijos cuando formaban nuevas familias, el patrimonio dividido, y dificultó los matrimonios entre miembros de la misma familia, incluso con parentesco lejano.

Mientras lo leía, mi memoria (mis pedantes chivatos mnémicos) me susurraba que Henrich tenía razón al enfatizar el papel de la Iglesia en la Edad Media, pero que tal vez olvidaba injustamente el papel de culturas anteriores o lejanas. Al buscar el origen de esta impresión, recordé vagamente un libro de Gernet, un helenista francés, y el monumental libro de Francis Fukuyama sobre el Origen del Estado. Ambos están de acuerdo en que tanto las leyes de la ciudad como las del Estado tenían que limitar la sociabilidad basada en el parentesco, para introducir a los individuos en tribus más amplias. En el caso de la Iglesia sería en la “supertribu” de la Cristiandad. He acudido al Archivo para comprobar que estaba en lo cierto. Mis “chivatos” habían acertado. El libro de Louis GernetRecherches sur le développement de la pensé juridique et morale en Grèce, 1917- estudia cómo va emergiendo la noción de individuo, de responsabilidad individual, y de voluntad personal en el derecho penal de los griegos clásicos, terminando “con la era de las representaciones mágicas” y también de la justicia familiar (256). El paso es arriesgado, dice Gernet, porque la disolución del antiguo grupo familiar deja el terreno libre a la fuerza de los egoísmos anárquicos. ¿Cómo se desarrollan los sentimientos sociales? (p.264) Mediante el aumento de la vida económica, que se basa en el individuo; ”relación entre propietario y propiedad, entre acreedor y deudor, entre dos cosas morales que son la deuda y la garantía de la deuda”. También Henrich da gran importancia al comercio.

Fukuyama se centra, tomando como ejemplo la aparición del imperio chino (221 .C), en la necesidad de dominar la concepción patrimonial del poder. Las relaciones familiares tenían que ser sustituidas por relaciones políticas. (Fukuyama, F. The Origins of Political Order, Farrar, Strauss and Giroux, 2011).

Mi crítica a Henrich solo quiere poner de manifiesto que la marcha hacia la individualizacion, hacia el rechazo a la obediencia ciega, hacia la superación del pensamiento y el corazón tribal es muy antigua. Como he defendido en El deseo interminable, hay una “ilustración oculta”, tentativa, con frecuencia frustrada pero nunca eliminada, a lo largo de la historia. Y uno de sus elementos distintivos es la superación del pensamiento familiar/tribal para encaminarse a modelos más universales.

Creo que voy por buen camino.

 

Deja tu comentario