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30.1.2023.- ¿Somos las personas más raras del mundo?

Josep Henrich es uno de esos científicos pluridisciplinares que ahora abundan o, al menos, deberían abundar. Estudió antropología e ingeniería aeroespacial, fue profesor de psicología y economía en la Universidad de British Columbia, y ahora es director del Departamento de Biología evolutiva humana, en Harvard. Forma parte de un grupo de investigadores –Peter Richerson, Robert Boyd, Kevin Laland, Cecilia Heyes, Michael Tomasello, – que estudian la influencia de la cultura en las competencias psicológicas. Somos fruto de una coevolución o de una evolución dual, tenemos un genoma biológico y un genoma cultural, y ambos interaccionan. Han fundado un nueva disciplina -la Psicología Evolucionista Cultural– de la que he aprendido mucho en los últimos años, es decir, que forman parte de la ampliación reciente de mi memoria. Me une a ellos la idea de que una historia evolutiva de la cultura podría servir para unificar todas las ciencias sociales. Puede ser el fundamento de las nuevas humanidades.

El anterior libro de Henrich – The Secret of Our Success ya señalaba la cultura como motor de la evolución humana. “Una vez que las prácticas útiles se acumulan y mejoran, la selección natural favorece a los individuos que aprender mejor la cultura. De esa manera la cultura presiona selectivamente sobre nuestros cuerpos y nuestra mente. Esa interacción entre genes y cultura se llama coevolución cultura-gen. Y marca un nuevo tipo de evolución”.

Además de dirigir la evolución genética de nuestra especie y de hacernos “autoprogramables”, la cultura ha penetrado nuestra fisiología y psicología de otras maneras. Seleccionando gradualmente las instituciones, los valores, las tecnologías, la evolución ha influido el desarrollo de nuestro cerebro, las respuestas hormonales, las reacciones inmunes, a la vez que permite calibrar nuestra atención, percepción, motivaciones, y procesos de razonamiento para funcionar mejor en los mundos culturalmente construidos en los que crecemos.

El último libro de Josep Henrich ha sido traducido como “Las personas más raras del mundo”, porque traducir literalmente su título inglés hubiera resultado incomprensible: The WEIRDest People in the World. WEIRD es un acrónimo de Western, Educated, Industrialized, Rich y Democratic. Comienza criticando los libros de Psicología, que a su juicio no tratan de los humanos en general sino de una sub-especie rara, los WEIRD “Somos muy individualistas, obsesionados con nuestro propio yo, orientados a tenerlo todo bajo control, reacios a conformarnos al resto y analíticos” (p.45). La mayor parte de la humanidad -y durante la mayor parte de su historia-, no ha sido así. Este libro quiere explicar cómo se ha ido construyendo esta peculiar rama de la humanidad.

“El eje del libro es la idea de que el cambio en la estructura familiar promovido en Europa por la Iglesia cristiana desde la Edad Media ha sido el factor que ha provocado más cambios psicológicos y el que ha colaborado más en la formación de la personalidad WEIRD”

Vuelvo por un momento al funcionamiento de la memoria. Cuando leemos un texto, nuestra “memoria operante”, trabajadora incansable, hace dos operaciones que nos permiten comprender lo que leemos. La primera es resumir lo que se va leyendo e ir conservando y volviendo a resumir continuamente ese resumen para poder seguir comprendiendo lo que se lee a continuación. Cuando leemos una novela guardamos el recuerdo de lo leído según avanzamos, pero no literal, sino resumido. Hay niños que no son capaces de hacer este resumen. Las palabras se van perdiendo a medida que leen, y por lo tanto no pueden enlazar unas palabas con otras y menos aún una frase con otra o un párrafo con otro. Lo estudió Mel Levine en Mentes diferentes, aprendizajes diferentes. (Barcelona: Paidós, 2003). Es el trabajo horizontal de la memoria. Pero hay otro trabajo vertical: lo leído activa las redes de memoria necesarias para la comprensión del texto. Este es un fenómeno que no acabo de comprender, pero que sucede. Los neurólogos, hasta donde conozco, no explican cómo buscamos cosas en la memoria. Una peculiaridad de cada persona es la cantidad de redes que se activan con la lectura. Cuanto mayor sea ese número más sugerente será el libro y más interesante y profunda su comprensión. Recuerden este término –activación- porque lo encontraremos más veces a lo largo de esta auto disección de mi memoria.

En el caso del libro de Henrich, se han encendido muchos centros de información: lo que pretende el autor es lo mismo que he pretendido en la Ciencia de la evolución de las culturas; la explicación que da de los cambios que se producen en el cerebro al aprender a leer y a escribir, la expansión que tuvo ese aprendizaje en los países protestantes, y el modo como cambia la psicología individual es un ejemplo de la influencia biológica que tienen los aprendizajes culturales. Estamos en la misma onda.  Pero el eje del libro es la idea de que el cambio en la estructura familiar promovido en Europa por la Iglesia cristiana desde la Edad Media ha sido el factor que ha provocado más cambios psicológicos y el que ha colaborado más en la formación de la personalidad WEIRD. Me ha sorprendido la rotundidad minuciosa con que defiende su teoría. Aumentan los parpadeos de los “chivatos mnémicos”. (Esta presuntuosa expresión designa los indicadores de enlaces activados por la lectura, que seguiré o no expresamente, pero que están ayudando a la comprensión).

Pero ¿cuál es la tesis de Henrich? La respuesta tendrá que quedar para mañana.

 

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