La revista l’OBS publica como tema central un análisis del trabajo de Jean-Michel Blanquer, ministro de educación francés. Llegó al ministerio con una larga experiencia en políticas educativas, pero su gestión está siendo muy criticada. Una de sus peculiaridades es la insistencia con que se ha enfrentado a la ideología woke, que considera “desestabilizadora para la civilización”. Pretende “deconstruir a los deconstructores”. Incluye en el wokismo las corrientes del llamado “islamo-gauchisme”, un acercamiento de sectores de la izquierda al islamismo, por considerar que en Francia es una minoría dominada, a la que hay que defender. Dedicaré al “islamo-gauchisme” una entrada en el Diccionario woke.
El “despertar de los “antidespiertos” (antiwokes) en Francia está encabezado por Pascal Bruckner, que ha publicado Un coupable presque parfait: La construction du bous émissaire blanc. Se escandaliza al escuchar en los medios de comunicación frases como: “Me siento desolada por haber nacido blanca y privilegiada. Eso me molesta. Me da vergüenza” (Rosanna Arquette, actriz), “Un blanco nos es un hombre, más bien es una subespecie, un sub-perro” (Houria Bouteldja, portavoz del Partido de los Indígenas de la República).
Aunque más suave, también el comentario de Greta Thunberg: «El cambio climático es la consecuencia de los sistemas de opresión colonial, racista y patriarcal, que es preciso desmantelar”.