Skip to main content

Richard Shweder es un antropólogo especializado en el estudio de la diversidad cultural, y en la manera cómo esta influye en la manera de pensar y de ser persona. Igual que les sucede a otros colegas suyos, el entusiasmo ante las diferencias, le hace recelar de cualquier reconocimiento de universales humanos. Pondré dos ejemplos: “Nuestras ideas, nuestros valores, nuestros actos, incluso nuestros sentimientos son, igual que nuestro propio sistema nervioso, productos culturales; productos manufacturados, a partir de las tendencias, las capacidades y las disposiciones con que nacemos, pero, al fin y al cabo, manufacturados” (Geertz, C. The Interpretation of cultures: Selected Essays, Basic Book, 1973, p. 50).”La psicología cultural es el estudio de cómo las tradiciones culturales y las prácticas sociales regulan, expresan, transforman y permutan la psique humana, cuyo resultado es menos una unidad psíquica para la humanidad que unas divergencias étnicas en la mente, el yo y las emociones” (Shweder, R. “CulturalPsychology:WHat is it”?”en Stigler, J.W. et alt: (comp), Cultural Psychology: Essays on comparative human development,Cambridge University Press, 1990).

Somos seres híbridos productos de una larguísima evolución

Si de estos textos se saca la conclusión de que no hay rasgos mentales comunes entre los miembros de nuestra especie creo que son falsos. La crítica que hace Steven Pinker de los negadores de la naturaleza humana me parecen contundentes. Pero los que piensan que la naturaleza humana es independiente de la cultura, también se equivocan. Somos seres híbridos productos de una larguísima evolución. En El deseo interminable defiendo la tesis de que las necesidades, deseos y emociones básicas son universales, y que también lo son los procesos cognitivos básicos. La satisfacción de esas necesidades plantea diferentes problemas según el entorno, que el pensamiento simbólico intenta resolver, creando cultura. Estas creaciones revierten sobre los individuos y les proporcionan más expectativas, más deseos y más posibilidades. Es lo que he denominado “el bucle prodigioso”, que es un bucle expansivo. Lo que nos enseña la Ciencia de la evolución de las culturas es que debemos hablar de una doble naturaleza: la biológica y la resultante de su conformación cultural. Parte de la cultura se ha integrado ya en nuestros circuitos neuronales y convertido en genética.

Los problemas de la convivencia humana son universales, pero han dado lugar a soluciones culturales diversas, lo que llamamos “morales”. Shweder ha organizado esta diversidad en tres grupos, elaborados alrededor de tres grandes conceptos: autonomía, comunidad, divinidad.

1

Morales de la autonomía, que corresponden a los intereses y derechos de los individuos

Destacan la imparcialidad y la justicia como virtudes cardinales y es el núcleo de la moral tal como la entienden las personas laicas e instruidas en las culturas occidentales.
2

Consideran prioritaria la libertad personal, morales de la comunidad

Defienden el respeto por las normas de la comunidad, no valoran los derechos individuales sino solo los comunitarios
3

Morales dependientes de una divinidad, a la que se reconoce fuente de las normas

La sumisión y el culto a la divinidad es la culminación de una vida perfecta. Estas morales religiosas han sido utilizadas a lo largo de la historia bien para proteger a los individuos, bien para legitimar el poder de los monarcas, bien para defender la paz, bien para justificar las guerras. La divinidad experimentó un proceso de moralización centrado en la era axial.

Esas morales no han permanecido estancas. La evolución ha conducido a una bifurcación entre culturas individualistas -que priorizan la felicidad individual y, por lo tanto, los derechos individuales; y las culturas comunitarias, que priorizan la felicidad pública. Las morales religiosas han acompañado a las dos corrientes. Cada una de ellas tienen sus puntos fuertes y sus puntos débiles. En sus extremos ambas son inadecuadas porque se convierten en antagonistas destructivas.  Un individualismo total anula la comunidad. Un comunitarismo totalitario anula la individualidad. Este enfrentamiento es uno de los argumentos de El deseo Interminable. Todas las morales se ven aquejadas de alguna limitación, por lo que se plantea la necesidad de una moral transcultural, capaz de seleccionar en cada caso las mejores soluciones, y a la que me gusta llamar ética.  La ética es, por lo tanto, una moral transcultural, elaborada a partir de su experiencia.

Todas las morales se ven aquejadas de alguna limitación, por lo que se plantea la necesidad de una moral transcultural, capaz de seleccionar en cada caso las mejores soluciones, y a la que me gusta llamar ética

Esas morales no han permanecido estancas. La evolución ha conducido a una bifurcación entre culturas individualistas -que priorizan la felicidad individual y, por lo tanto, los derechos individuales; y las culturas comunitarias, que priorizan la felicidad pública. Las morales religiosas han acompañado a las dos corrientes. Cada una de ellas tienen sus puntos fuertes y sus puntos débiles. En sus extremos ambas son inadecuadas porque se convierten en antagonistas destructivas.  Un individualismo total anula la comunidad. Un comunitarismo totalitario anula la individualidad. Este enfrentamiento es uno de los argumentos de El deseo Interminable. Todas las morales se ven aquejadas de alguna limitación, por lo que se plantea la necesidad de una moral transcultural, capaz de seleccionar en cada caso las mejores soluciones, y a la que me gusta llamar ética.  La ética es, por lo tanto, una moral transcultural, elaborada a partir de su experiencia.

Únete Un comentario

  • Javier Rambaud dice:

    Muy interesante la triple división de las morales. En cada cultura creo que se produce una distinta proporción de unas y otras, pues no existen casos puros. Incluso me parece que las «morales dependientes de una divinidad» pueden inclinarse más o menos en uno u otro sentido y, con el tiempo, dar lugar a morales «laicas» de mayor o menor carga de lo comunitario y lo individual. Pues las morales evolucionan históricamente y pueden cargarse o descargarse de principios individualistas (o comunitarios) por diversas vías. La influencia de diversas morales-de-divinidad, la propia evolución de las sociedades y la reflexión intelectual sobre la moral modifican las tradiciones morales de cada sociedad.

Deja tu comentario