Skip to main content

En el libro de Catherine Colliot-Thélene – La Democracia sin demos (Herder)- encuentro información que también me sirve para el proyecto GAMMA. Cada cultura, en cada momento histórico, fija el modo de sentirse hombre, mujer, ciudadano, gobernante, cristiano, homosexual, etc. Técnicamente se llama “proceso de subjetivación”, modos distintos de pensarse como sujeto. A partir de esos modelos, que son sistemas de creencias transmitidos y asimilados, los individuos sienten y piensan. Ejemplos:

Durante siglos, la mujer se ha pensado a sí misma como un sujeto dependiente, marginado de la vida pública y ha sentido en consecuencia.

La ideología nazi produjo un “sujeto nazi”, que a partir de ese momento sintió y actuó como tal.

La estructura de castas en la India imponía a cada uno de sus miembros un modo de definirse a sí mismo. También de esa idea derivaban sus sentimientos.

En resumen, quien se reconoce miembro de un grupo social hereda un modo preciso de “subjetivación”, de hacerse sujeto. Y esto incluye normas, creencias y estilos afectivos. (Algunas personas, por supuesto, pueden rebelarse).

Colliot-Thélene sostiene que la modernidad cambió la definición de “sujeto político”, al pasar del “súbdito” al “ciudadano”, lo que supone un cambio antropológico. Y añade que en este tránsito tuvo decisiva importancia el hecho de sentirse en posesión de “derechos” previos a la ley dictada por el gobernante, lo que se denominan “derechos subjetivos”. En Biografía de la humanidad hay muchas páginas dedicadas a esta historia.