Skip to main content
Temas:

individualismo

Si fuera un genio malvado que quisiera dominar el mundo sin usar la fuerza sino convirtiendo a los humanos en esclavos felices, mi primera medida sería glorificar las opiniones y las preferencias individuales. Es decir, convencer a los ciudadanos de que sus opiniones y preferencias son respetables y que son ellas las que deben dirigir la política. Se preguntarán por qué esas cimas de la individualidad van a ser la antesala de la servidumbre voluntaria. Porque si las convierto en el último criterio para la acción, si niego que unas sean mejores que otras, si sostengo que cada cual debe actuar siguiendo las suyas propias, sólo tengo que influir en esas opiniones y en esas preferencias para adueñarme del comportamiento de las personas. Esto no es nada nuevo. Los sistemas de adoctrinamiento y de propaganda y publicidad lo han intentado siempre. Tiene poder quien puede controlar el comportamiento de la gente usando las cinco herramientas universales y eternas: la fuerza, el premio, el castigo, el cambio de opinión o creencias y el cambio de preferencias o deseos. Tener poder significa disponer de las herramientas para cambiar la conducta de la gente: la fuerza, el premio, el castigo, el cambio de opinión (creencias) y el cambio de preferencias (deseos).

José Antonio Marina