La noción de “capital social” va y viene del escaparate sociológico. Ha sido definida al menos de seis maneras diferentes, lo que indica la importancia...
Leer másLa campaña electoral madrileña ha puesto de manifiesto una polarización agresiva. El día 26 de abril participé en un coloquio organizado por Ana Pastor en El Objetivo de La Sexta sobre este tema. Reseño aquí alguna documentación imposible de dar en un formato televisivo. La polarización puede ser emocional o ideológica. España es el país con más polarización emocional, de los 20 estudiados por Noam Gridon en “How Ideology, Economics and Institutions Shape Affective Polarization in Democratic Polities”. Según la encuesta de IPSOS (2018) el 77 de los españoles cree que la agresividad ha aumentado en los últimos años.
Creo que no podemos entender el presente si no intentamos conocer una de sus grandes fuerzas ideológicas: el pensamiento musulmán. Dirige la vida de 1700...
Leer másLos partidos políticos no representan la polarización, sino que la fomentan.(Westwood, S., Iyengar, S., Walgrave, S., Leonisio, L., Miller, L. & Strijbis, O. The tie that divides: Cross-national evidence of the primacy of partyism, European Journal of Political Research (2018). El fomento de la emocionalidad política, está produciendo un “sentimentalismo tóxico”. (Dalrympe, T. Sentimentalismo toxico, Como el culto a la emoción pública está corroyendo nuestra sociedad, Alianza, 2010).
Cuando se acusa a los partidos de que no hablan de los problemas de la gente, es que en esos terrenos concretos es más difícil mantener la polaridad, y como ocurre casi siempre con las identidades, los partidos se cohesionan y fortalecen cuando tienen un enemigo. La paradoja a la que se enfrenta la sociedad española en la actualidad es que la polarización se produce apelando a identidades partidistas y territoriales que no tienen una incidencia directa sobre las condiciones de vida de la ciudadanía. Hablar de políticas concretas puede ser un antídoto contra la polarización. (Luis Miller, “Polarización en España: más divididos por ideología e identidad que por políticas públicas”).
Las calles de Madrid se han llenado de carteles con un eslogan electoral: “Libertad”. La palabra resulta clara y su contenido claramente deseable. Sin embargo, es un término que merece estar en el “Diccionario de palabras políticas confusas”, que estoy redactando. Sucede con ella lo que san Agustín decía respecto del tiempo: “¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé, pero si trato de explicárselo a quien me lo pregunta no lo sé”