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guerras

Los actuales movimientos migratorios me producen un angustioso desasosiego intelectual. Contemplo el sufrimiento y la muerte de miles de personas y no tengo ideas claras sobre cuál puede ser la solución. Es cierto que las naciones ricas pueden absorber una gran cantidad de inmigrantes que pueden incluso mejorar sus economías, pero los gobernantes de muchos países se niegan a aceptar esa solución. Otra posibilidad es intentar mejorar las condiciones en los países de origen, para aminorar el deseo o la necesidad de emigrar. Incluso se habla de una especie de plan Marshall para África. Pero la principal causa de las migraciones, aunque sea económica, en el fondo es política. Regímenes dictatoriales, instituciones precarias, sistemas educativos pobres, estructuras sociales discriminatorias, violencia armada, guerras civiles, persecuciones, no permiten el desarrollo económico ni una ayuda extranjera eficaz. L’Express se pregunta: ¿Qué modelo de inmigración para la Francia del siglo XXI? Se enfrentan dos modelos: asimilación e integración. La asimilación supone abandonar las costumbres del país de origen y aceptar los del país receptor. La integración es menos exigente: Solamente se le exige respetar la ley. El debate sigue abierto.

Jose Antonio Marina