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PANÓPTICO

El panóptico

El ocaso de la democracia. La seducción del autoritarismo, de Anne Applebaum

He leido el ocaso de la democracia Panóptico 35

He leído el libro de Anne Applebaum El ocaso de la democracia. La seducción del autoritarismo (Debate 2021). Se une a una larga lista de autores preocupados por la muerte de las democracias, entre cuyos pioneros se encuentra nuestro compatriota Juan Linz, que ya publicó en 1978 La quiebra de las democracias. Parece que los expertos están de acuerdo en que la oleada mundial hacia la democracia que comenzó a mediados de la década de los 70 ha derivado en lo que Larry Diamond califica de “recesión mundial”. (“Facing Up to Democratic Recession”), y Aziz Huq y Tom Ginsburg denominan “regresión constitucional”.

El ocaso de la democracia

Applebaum es una buena historiadora -léase por ejemplo Hambruna rojay una espléndida periodista. En el libro El Ocaso de la democracia intenta unir sus dos profesiones, en un libro dedicado a explicar que “cualquier sociedad puede dar la espalda a la democracia. De hecho, si nos hemos de guiar por la historia, a la larga todas nuestras sociedades lo harán”. Estudia con detenimiento el paso a un régimen autoritario en Polonia y Hungría, y el auge de partidos de extrema derecha en Estados Unidos y en España (Vox). Le interesa responder a una pregunta. El dictador quiere gobernar, pero ¿cómo consigue convencer al electorado para que acepte un modelo autoritario? Sostiene que se da por la confluencia de dos fuerzas.

El ocaso de la democracia Articulo

Por una parte, la propensión autoritaria de muchas personas. Según Karen Stenner, una tercera parte de la ciudadanía tiene esa inclinación. La segunda fuerza es la acción de “influencers”, los intelectuales, propagandistas, periodistas, blogueros que van socavando los valores democráticos liberales, haciendo añorar modelos más autoritarios. En un libro que complementa muy bien el que comento, Steven Levitsky y Daniel Ziblat (Como mueren las democracias, Ariel) señalaban con razón que “desde finales de la Guerra Fría, la mayoría de las quiebras democráticas no las han provocado militares, sino los propios gobiernos electos. Como Chávez en Venezuela, dirigentes elegidos por la población han subvertido instituciones en Georgia, Hungría, Nicaragua, Perú, Filipinas, Polonia, Rusia, Sri Lanka, Turquía y Ucrania. En la actualidad, el retroceso democrático empieza en las urnas” (13). Muchas personas piensan que siguen viviendo en una democracia. “Debemos aprender de otros países a detectar las señales de alerta y a identificar las falsas alarmas. Debemos ser conscientes de los fatídicos pasos que han hecho naufragar otras democracias”. El libro de Applebaum, brillantemente escrito, quiere colaborar a ese aprendizaje.

Únete 3 Comments

  • Santiago Romero Sánchez dice:

    ¿Por qué solamente se habla de autoritarismos de derecha como peligro para la democracia, y no de los totalitarismos de izquierda, en mi opinión más peligrosos?
    Gracias
    Santiago Romero

  • Puede empezar dice:

    En primer lugar , creo que confunde «autoritarismo» con «totalitarismo». Todo totalitarismo es autoritario, pero no al revés. Explicó muy bien la distinción Juan José Linz en su obra: «Regímenes totalitarios y autoritarios». Madrid. Centro de Estudios Constitucionales. El autoritarismo es un tercer término entre democracia y totalitarismo, porque se trata de un modo de ejercer el poder, con un pluralismo político limitado, pero no único. Lo típico del totalitarismo es que el Estado lo ocupa todo.
    Regimenes totalitarios los ha habido de derechas y de izquierdas, si en ese nivel tienen sentido estos conceptos. Los regimenes de Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot lo demuestran. En este momento, algunos regímenes iberoamericanos podrían considerarse autoritarismos de izquierdas. No creo que intentar evaluar cuales son peores sea importante, porque se entra en la dialectica del «y tu mas». La injusticia o el abuso de poder son malos vengan de donde vengan.

  • Chicanoize dice:

    Es un buen libro de lectura ágil, muy buen documentado y que manifiesta una evidencia que muchas veces olvidamos: la luchas de poder de las élites enfrentadas entre las facciones conservadora y progresista. Más apegadas a lo material las primeras y más románticas las segundas. En torno a ellas, todo un elenco de «altavoces», lo que usted llama influencers y que conste que me ha encantado este termino, que azuzan al pueblo para dirigir su pensamiento e intención de voto hacia uno u otro lado. Y cómo estas corrientes de pensamiento se gestan, maduran y promueven en esas esferas elitistas de escuelas, academias, fundaciones, selectos clubes, etc. en donde «se parte el bacalao» y los poderes político, económico e intelectual se dan la mano para repartirse el pastel, mientras el resto nos quedamos con las migajas.

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