El domingo 21 de agosto de 1622, por la noche, cuando nuestro personaje volvía a su palacio, sito en la calle Mayor nº 10 de Madrid, alguien salió de las sombras y le atravesó con una espada, según unos, o le asaeteó con una ballesta según otros. Hay un dato intrigante. Al parecer, algunos individuos impidieron que el asesino fuera perseguido, y, además, el crimen no se investigó.
¿Quién era este personaje?
Se rumoreaba que estaba enamorado de Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, y que en un baile se había presentado con un traje en que estaba bordado “son mis amores” y luego una serie de reales. Y las malas lenguas decían que el rey había comentado: “Pues yo te los convertiré en cuartos”. También se contaba en los mentideros de Madrid que, durante un festejo de toros, en el que intervenía nuestro personaje, la reina había comentado a su marido: “Pica bien”, a lo que el rey había respondido: “Pica bien, pero pica muy alto”.
Al parecer sí que picaba alto. Conocí de la historia por el librito de Néstor Luján, que me prestó un amigo durante unas vacaciones en Marbella. Me encantó.