Utilizo la palabra autopsia porque voy a referirme solo a los presidentes que ya no están en ejercicio. O sea, que su presidencia ha muerto. Eso me recuerda el interés que tiene, para un observador del poder, el final de los mandatos. ¿Qué ocurre a los políticos cuando dejan el cargo? Por supuesto, no quieren dejarlo. En una encuesta sobre los diputados españoles, recogida por Edurne Uriarte, el 85% quería seguir en política.
En la tipología elaborada por Álvarez y Pascual, se utilizan los siguientes parámetros:
Aplicando esos parámetros, Suárez, González y Zapatero fueron políticos carismáticos. Calvo Sotelo, Aznar y Rajoy, burocráticos. Los primeros eran grandes comunicadores todo terreno; los segundos, se movían mejor en audiencias pequeñas.
Suárez tenía una comprensión más sintética de la situación y Aznar y Calvo Sotelo, más analítica. Suárez tenia más capacidad de moverse en la ambigüedad, mientras que Aznar y Rajoy eran más rígidos. Zapatero era carismático, emocional, poco analítico.
Álvarez ha vuelto a tratar el tema en su libro «Los presidentes españoles», en el que introduce la distinción hecha por James McGregor Burns entre “líderes transaccionales” y “Líderes transformacionales”. Los líderes transaccionales son aquellos que adoptan un enfoque más cortoplacista para lograr objetivos a través de negociaciones y compromisos. En contraste, los líderes transformadores buscan generar cambios profundos y duraderos, ayudando a sus seguidores a convertirse en mejores versiones de sí mismos. Según Álvarez, Suárez y González fueron gobernantes transformacionales. Aznar quiso serlo, pero el final de su mandato hizo fracasar su intento.
Continuaré explorando este tema.