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Valores occidentales versus Valores orientales

Por 1 de julio de 2021febrero 1st, 2022Art. El Panóptico, Número 32
Jose Antonio Marina número 27valores-occidentales-vs-valores-orientales

Cuando hablamos de China y de su éxito económico y tecnológico, añadimos inmediatamente una crítica ética: es un sistema no democrático y no respeta los derechos humanos. El régimen chino responde acusándonos de adoptar una postura de superioridad moral y de intentar imponer a China unos valores que no son universales, sino exclusivamente occidentales.

En la Conferencia sobre derechos humanos celebrada en Viena en 1993, el bloque asiático e islámico se opuso a la declaración de derechos de 1948 por considerar que no era universal, sino occidental. El acceso a la presidencia de China de Xi Jinping marcó una posición de hostilidad hacia los valores universales, sobre todo cuando Li Qibao fue nombrado jefe del departamento de propaganda. A principio de 2013 se indicó a las Universidades “siete temas de discusión prohibidos”. A la cabeza, la discusión sobre los valores y los derechos universales. En un artículo de 2015, Chen Lai, de la Universidad Tsinghua, un gran experto en civilización antigua de China, escribe: “Comparados con los valores occidentales modernos, los valores de la civilización china presentan cuatro características particulares:

La responsabilidad es anterior a la libertad

El deber es anterior a los derechos

El grupo social es anterior al individuo

La armonía es superior al conflicto

La prioridad de la nación sobre el individuo y de la obediencia sobre la libertad forman parte de la ideología oriental. En Japón, tradicionalmente se había valorado la obediencia a la autoridad, y se consideraba como una muestra de soberbia el deseo de afirmar la propia autonomía. La virtud central era “amae”, la cálida sumisión al superior. En 1989, Wee Kim Wee presidente de Singapur, consideró necesario reflexionar sobre cuáles eran los “valores comunes” a Oriente. Después de dos años de amplia discusión se publicó un Libro blanco sobre los valores asiáticos que coinciden aproximadamente con los atribuidos a la civilización china. El primer ministro Lee Kuan Yew señalaba las virtudes orientales que explicarían su prosperidad creciente: orden, disciplina, responsabilidad familiar, trabajo duro, colectivismo, moderación. Las oponía a los vicios que habían provocado a su juicio la decadencia de Occidente: excesos, indolencia, individualismo, crimen, educación inferior, falta de respeto a la autoridad y anquilosamiento mental.  Según Lee Kuan Yew, “los valores que la cultura asiática-oriental mantiene – tales como la primacía de los intereses del grupo sobre los del individuo-, apoyan el esfuerzo de la totalidad del grupo necesario para desarrollarse rápidamente. Esta ética laboral ha nacido de la doctrina de que el grupo y el país son más importantes que el individuo”.

Tenemos, pues, un enfrentamiento sobre los valores morales básicos y sobre los derechos que los protegen. En la sección «He heído» recuerdo el impacto que tuvo hace años el libro de Samuel Huntington El choque de civilizaciones, donde planteaba este problema de manera dramática. Los puntos más conflictivos se refieren a la relación entre el individuo y la sociedad, a la prioridad o no de la libertad y, como consecuencia, a un modo oriental de entender la democracia. En este momento China desea ejercer una función civilizatoria y piensa que puede conseguirse una ética universal basada en los valores orientales, que son fundamentalmente confucianos. A través de los Institutos Confucio está defendiendo esta postura ideológica.

Occidente no tiene una respuesta clara. El editorial de EL PAÏS (26.6.21) comenta la fractura de valores que hay en la UE, a propósito de la polémica con Orban acerca de la homosexualidad. Y aumentan las democracias no liberales. Ahora llama la atención que en 1974 el gran historiador Arnold J. Toynbee publicará un artículo titulado: ¿Quién asumirá en el mundo la posición de guía de Occidente?». Su esperanza estaba puesta en China, a la vista de que, a su juicio, Occidente no había sabido resolver los problemas planteados por la industrialización. Como dicen los críticos chinos actuales, no ha demostrado que la democracia liberal proteja bien los intereses de la gente, la desigualdad crece, y hay una gran agresividad en los comportamientos. Además, los intelectuales occidentales han demolido el concepto de verdad, la han reducido al poder y a la identidad, con lo que se han quedado sin argumentos para defender la universalidad de los derechos humanos.

En las Facultades de humanidades americanas y francesas se empieza a pensar que el “universalismo” no es más que un ardid del colonialismo y que la “descolonización del pensamiento” implica el rechazo del universalismo.

Desde el Panóptico observamos que las morales son respuestas diferentes a problemas comunes. Las sociedades han ido seleccionando las soluciones más eficientes, en un proceso largo y dramático de tanteos, éxitos y fracasos, en el que han colaborado las religiones, los maestros espirituales, los pensadores y la experiencia diaria de miríadas de personas. Descubre una universalidad de los problemas y una diversidad de las soluciones. Estudiando esa evolución creo que se puede enunciar una Ley del progreso moral de la humanidad, que dice así: “Todas las sociedades cuando se libran de la pobreza extrema, la ignorancia, el dogmatismo, el miedo al poder y la insensibilidad hacia el vecino se encaminan convergentemente hacia un modelo ético común que defiende los derechos individuales, la razón como medio de alcanzar soluciones, el rechazo de desigualdades no justificadas, la participación en el poder político, las seguridades jurídicas y las políticas de ayuda”. Cada vez que uno de los obstáculos bloquea el paso, quiebra el modelo ético. La ley puede enunciarse también de manera positiva. La marcha hacia el modelo ético se inicia cuando se consigue un nivel mínimo de bienestar, de información objetiva, de pensamiento crítico, de control democrático del poder, y de compasión generalizada.

Esta ley es una ley inductiva y, por lo tanto, sometida a crítica y perfeccionamiento. La Panóptica debe estudiar y ponderar las diferentes soluciones que se han dado a los problemas de la convivencia. Pensemos por ejemplo en la propiedad y distribución de los bienes materiales. La aparición del “derecho de propiedad” fue un avance sobre la fuerza como único fundamento de la posesión. Ese “derecho de propiedad” se ha concebido y formulado de diferentes maneras. Ha sido un derecho absoluto, como en el código napoleónico. Se ha negado la propiedad privada como en el comunismo, y en la actualidad, teniendo en cuenta los problemas que plantearon las soluciones anteriores, parece que la mejor solución es el reconocimiento de un “derecho de propiedad con una función social que lo limita”.

Puede resultar sospechoso que el modelo ético que señalo como culminación del progreso moral corresponda más a los valores occidentales que a los orientales. ¿Tendrán razón los pensadores orientales al pensar que se trata de una construcción meramente occidental, no universal? Sólo la Historia puede darnos la respuesta. Durante siglos nuestra civilización defendió valores muy parecidos a los orientales: la prioridad de los derechos colectivos, la obediencia, la sumisión al poder, la fe por encima de la razón, las desigualdades como impuestas por la naturaleza, y la compasión sentida solo hacia los miembros del propio grupo. Pero este modelo producía efectos perversos de los que poco a poco se fue liberando el ser humano. Tal vez lo que da consistencia al modelo occidental es que Occidente valoró desde muy pronto -fundamentalmente desde Grecia- el pensamiento crítico y el poder de la razón frente a la autoridad. Fue precisamente liberarse de una obediencia excesiva lo que produjo su avance y en ocasiones también sus derrapes. Es evidente que el modelo ético no es perfecto y produce también efectos indeseables, por lo que debe estar siempre abierto al aprendizaje y al perfeccionamiento. En este momento es posible que nuestra sociedad se haya vuelto demasiado individualista y que haya que aprender de los valores orientales, pero, al mismo tiempo, ha establecido sistemas de protección social como nunca han existido antes.

Nuestra inteligencia avanza comparando. Por eso, debemos estudiar con gran atención y respeto otras propuestas morales, entre ellas la china, conscientes de que sus valores y sus sistemas normativos pueden mostrarnos posibilidades no descubiertas u olvidadas. De ahí procede mi interés en que la Ciencia de la evolución de las culturas se imparta en todos los niveles de la educación. El pensamiento crítico y el afán de aprender son características esenciales al modelo ético, y eso nos obliga a estudiar todas las soluciones que los humanos han creído encontrar para, como escribió Pablo de Tarso, quedarse con lo bueno. Es la tarea esencial del Panóptico que considera que la evolución ética ha sido la creación más poderosa de la inteligencia humana.

Únete 5 Comments

  • Interesantes reflexiones, José Antonio, pero es importante dejar claro algo que no queda del todo claro. Cito un texto de la ONU: «El 25 de junio de 1993, representantes de 171 Estados aprobaron por consenso el documento Declaración y Programa de Acción de Viena de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, poniendo así el broche a dos semanas de conferencia mundial y presentando a la comunidad internacional un plan común para el fortalecimiento de la labor en materia de derechos humanos en todo el mundo».
    Tras afirmar que es necesario respetar la diversidad cultural como una riqueza, sostiene en el «art. 5: Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí. La comunidad internacional debe tratar los derechos humanos en forma global y de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y dándoles a todos el mismo peso. Debe tenerse en cuenta la importancia de las particularidades nacionales y regionales, así como de los diversos patrimonios históricos, culturales y religiosos, pero los Estados tienen el deber, sean cuales fueren sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades fundamentales».
    No pasan a ser universales porque así lo reconzcan en una votación, sino al revés: lo votan unánimente porque han llegado al convencimiento y el reconocimiento de que son universales.
    A partir de ahí, como la misma declaración propone (https://www.ohchr.org/documents/events/ohchr20/vdpa_booklet_spanish.pdf ), conviene a adapatarlo a las diferentes áreas de valores que incluyen más de dos, como reconoce, por ejemplo, el mapa mundial de valores https://www.worldvaluessurvey.org/wvs.jsp

  • jose+antonio+marina dice:

    En efecto, en los documentos finales se aprobó el reconocimiento de la universalidad de los DDHH, pero creo que el tema se cerró en falso. Por ejemplo, los paises islámicos lo firmaron a cambio de que la Conferencia se ocupara de la situación de Bosnia.
    Ya en las reuniones preparatoria de la Conferencia de Viena se había planteado la posición de los paises islámicos y orientales contra la universalidad de los DDHH, como figura en las Declaraciones de Túnez y de Bangkok. En la Conferencia de Viena el representante de Iran defendió con textos del Corán que la «lógica divina» estaba por encima de las declaraciones humanas. Y China negó la universalidad. Por ello, el acuerdo final no se entiende bien. y no cerró el tema. En la Conferencia sobre Población y Desarrollo celebrad en El Cairo se consensuó que «cada país tiene derecho soberano de aplicar las recomendaciones contenidas en el Plan de Accion (de la Conferencia de Viena) de conformidad con sus leyes nacionales y con sus prioridades de desarrollo respetando plenamente los diversos valores religiosos, éticos y culturales de su pueblo». Es verdad que se añadía: «y de forma compatible con los DDHH universalmente reconocidos». Pero es una palmaria contradicción. Creo que la ofensiva en contra de la universalidad es ahora mas fuerte porque parte de la filosofía occidental se ha vuelto culturalista, woke, relativista, y piensa que hablar no ya de derechos, sino incluso de verdades universales, es una presunción injustificada. Ya sabes, la ciencia es sólo la superstición occidental.
    Gracias por tu colaboración.

  • Omar sola guillamon dice:

    … Sobre los cuatro valores de la civilización China:
    1.-Cuando los recursos son abundantes la individualidad puede volverse patogénica, desmesurada. Es decir, el individuo puede encumbrarse ya no de forma sobresaliente si no estratosféricamente (y me viene a la mente, irónicamente, el caso de Jeff Bezos).
    Indudablemente estás formas singulares de individualismo se dan en Oriente también, e incluso se fomentan.
    2.-Sobre el binomio deber/derecho diría que no existe una relación fija, estática, entre ambas si no más bien un proceso dialéctico que compromete a las sociedades y los poderes. Luego el deber y el derecho deben desarrollarse en un marco dinámico donde ambos se equilibran mutuamente (algo análogo sucedería con la dicotomía libertad/responsabilidad pero a nivel personal). El abuso de cualquiera de las dos formas podría conllevar el surgimiento de sistemas totalitarios (e. g. deber/fascismo; derecho/comunismo).
    3.-Por otro lado, el hecho de que el grupo social prevalezca sobre el individuo puede suponer implícitamente la posibilidad de sufrimiento por parte del segundo. Los individuos sufren pero no los grupos sociales.
    4.-¿Y qué decir sobre la pareja armonía/conflicto? ¿No es siempre preferible el primero al segundo?…

    Da igual el modelo ético que escojamos siempre y cuando se tenga verdadera voluntad de erradicar el sufrimiento que el fuerte Avoca sobre el débil.

  • Alejandro Martínez dice:

    En mi opinión, los derechos humanos y las libertades fundamentales, no dependen de los valores de las sociedades, los Estados o las culturas. Son universales, y tienen el objetivo de favorecer y conseguir que los fuertes, ya sean Estados, empresas, jefes, etc, no puedan abusar de los débiles reiteradamente y sin castigo, usando su poder. Y ello se consigue, de forma extraordinaria en la historia de la humanidad, reconociendo a las personas, individual y colectivamente, unos derechos inalienables que, una vez aceptados, convierten los abusos en abominables. Otra cosa es que los valores de las distintas sociedades, Estados y culturas, estén más cerca o más lejos de defender a los débiles, es decir de apoyar o no estos derechos. Estar más cerca o totalmente comprometido con estos derechos significará la voluntad de construir de construir una sociedad y una legislación que reduzca al mínimo el sometimiento abusivo de los débiles, y un Estado de Derecho, en el que sus ciudadanos sean iguales ante la ley. Occidente lo ha logrado cambiando sus valores. De los que teníamos en los siglos anteriores al siglo XX, más parecidos a los orientales como ya se ha comentado, a los que tenemos actualmente. Oriente y la comunidad musulmana desvirtúan el debate llevándolo al terreno de la diferencia de valores, distorsionando así la realidad de que para evitar que el fuerte abuse del débil, lo que deben hacer es cambiar sus valores.

    Como no hay la más mínima voluntad de ello, desvían el debate, diciendo que los derechos humanos que ellos podrían reconocer deben coincidir con sus valores. Lo cuál equivale a que cualesquiera derechos humanos que pudieran reconocer serían incompletos, ineficaces, e incluso absurdos, en la lucha del abuso de poder del fuerte sobre el débil. Al fin y al cabo, ellos son los fuertes. Constituyen dictaduras ideológicas y religiosas férreamente construidas, y por supuesto, no están dispuestos a que se les recorte el poder que ya tienen, reconociento los derechos humanos. Así que, en mi opinión, sí, son paises y culturas en las que se vulneran los derechos humanos, que por otro lado reitero, son universales. No entremos en la trampa de desviar el debate a la diferencia de valores.

    Otra cosa es que en occidente nos hayamos pasado de frenada, y el cambio de valores a mejor se haya desvirtuado, centrándose únicamente en los derechos y olvidando o menospreciando las obligaciones. Esto ha llevado a vicios como el buenismo, y la falsa corrección política que ha amordazado a los defensores de las obligaciones. Por ello, defiendo desde hace años la complementación de la Declaración de los Derechos Humanos con una Declaración de las Obligaciones Humanas. Sin ello, dejamos campo libre a la deriva que produce el abuso de los derechos, creando una situación de cierta decadencia y pérdida de valores importantes. Esto debilita la defensa de los derechos humanos y deja expuesto a occidente, frente a un mucho más fuerte oriente, en la defensa de los valores que llevaron a conseguir lo que nunca en la historia de la humanidad se había conseguido en términos de libertad y bienestar social y económico.

  • ricardo dice:

    nose yo no veo individualismo ni mas libertad, nuestra sociedad es igual de homogenea y colectivista que en ese mundo oriental, podria extenderme pero queria decir que a nivel social esta mal visto que tengas otrs valores/ideologias/forma de vestir/forma de hablar, se respeta siempre y cuando seas extranjero ahi si que se aplicara el relativismo moral, si no piensas/actuas/vistes como la masa homogenea social seras condenado a ostracismo social
    por ejemplo si tu en vez de dar la mano saludas como los chinos se van a reir de ti y te condenarian a ostracismo social
    decir que nuestra sociedad es mas individualista y liberal es una mentira

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