La preocupación por la influencia de las redes sobre los adolescentes ha provocado un interesante debate en Francia. Gaspard Koenig, autor de La fin de l’individu, un trabajo sobre la influencia de las nuevas tecnologías en la sociedad, piensa que el poder adictivo de las redes debe ser controlado. “Darles acceso a las redes sociales es como distribuir gratuitamente droga a la salida de los colegios”. En su libro sostiene que la inteligencia artificial no amenaza la existencia del homo sapiens, ni lo condenará el paro.
”“La Inteligencia artificial nos prepara así para tener derechos sin democracia, un arte sin artistas, una ciencia sin causalidad, una economía sin mercado, una justicia sin culpable, un amor sin seducción”
G. Koenig
Sin embargo, el despliegue de las técnicas de optimización, de predicción y de manipulación a gran escala, amenaza el fundamento mismo de la Ilustración: la idea de un individuo autónomo y responsable: “La Inteligencia artificial nos prepara así para tener derechos sin democracia, un arte sin artistas, una ciencia sin causalidad, una economía sin mercado, una justicia sin culpable, un amor sin seducción”. Francia no es China, que ha prohibido los juegos en line a los menores, pero tampoco debe minimizar el problema. El intento de Facebook de crear un Instagram para los menores de 13 años le parece monstruoso.
Caroline Rouen – Mallet, de la Universidad de Rouen, no está de acuerdo. Piensa que el problema es grave, y que la ley francesa que prohíbe el acceso a las redes a menores de 13 años no se cumple. El problema no está en las redes, sino en la soledad de niños y adolescentes ante las pantallas, que está en parte fomentada por el sentimiento que tienen los padres de su falta de habilidad para dominar esas aplicaciones tecnológicas.
Es un problema cuya complejidad no nos debe llevar a ignorarlo.
”La sociedad es difícil de movilizar porque no ve el peligro.
José Antonio Marina
Muestra a las claras que hay problemas educativos -este lo es- que desbordan el ámbito de la familia y el ámbito de la escuela. Sólo una “movilización educativa de la sociedad” puede resolverlo. Pero la sociedad es difícil de movilizar porque no ve el peligro. Al fin y al cabo, está disfrutando del uso de las redes sociales, es decir, según Konig, de la droga.