Hace muchos años, me impresionó el libro de Fatima Mernissi, El miedo a la modernidad. Islam y democracia, (Ediciones de Oriente y Occidente, 1992). Pensadora marroquí, educada en un harén, especialista en el Corán, feminista, y Premio Príncipe de Asturias en 2003, se empeñaba en ese libro en mostrar que no es la religión sino el despotismo de sus clases dirigentes lo que ha llevado a los países árabes a la situación de retraso en que se encuentra. Lo llama “amputación de la modernidad”. Mernissi se pregunta por qué la democracia es tan temida en África y Asia y responde: “Porque afecta al corazón mismo de lo que constituye la tradición: la posibilidad de adornar la violencia con el manto de lo sagrado” (p.11). Echa en falta una “Ilustración islámica”, análoga a la europea.
En el mundo musulmán hay pensadores que intentan dar una visión crítica del islam, y que deberíamos conocer mejor. Estoy de acuerdo con Mohamed Charfi que en su libro Islam et liberté. Le malentendu historique, indica que “las diferentes civilizaciones se han mezclado unas con otras; el progreso humano es el fruto de la síntesis de diferentes contribuciones”. El islamólogo de origen marroquí Rachid Benzine presenta en el libro Les nouveaux penseurs de l’Islam, a un grupo de autores que afirman que el pasado de los musulmanes no debe considerarse como una historia sagrada, sino como parte de la historia de la humanidad”. El fallecido pensador paquistaní Fazlur Rahman recalcó: “El islam histórico o medieval no consiguió presentar y desarrollar la visión coránica; al revés, la deformó y pervirtió”. Después, los sucesores de la versión reaccionaria del islam convirtieron esta religión en un dogma petrificado y en muchos casos al servicio de los poderosos y en contra de los débiles. En Túnez, el pensador Mohamed Talbi, en su libro ‘Ma religion c´est ma liberté’ (Mi religión es mi libertad), muestra una vez más que es un maestro del pensamiento crítico musulmán, y carga las tintas contra los que utilizan el islam de forma dogmática y lo politizan hasta el extremo de convertirlo en una caricatura. El antropólogo de origen argelino Malek Chebel publicó un polémico libro, ‘Manifeste pour un islam des Lumières’ (Manifiesto por un islam de las Luces).
El éxito de estos pensadores ilustrados es incierto. Estoy leyendo un libro de Hakim el Karouri y Benjamin Hodayé (Les militants du djihad, Fayard, 2021) en el que estudian el proceso de radicalización de 1400 yihadistas franceses. ¿Qué hace al islam tan atractivo para gente joven? ¿Cómo evolucionan hacia actitudes violentas?