Desde hace veinte años llevo empezado un libro sobre el dinero, que no termino porque no consigo averiguar qué es el dinero.
Conviene que conozcamos la extremada irrealidad del dinero, y puesto que en este momento las transacciones financieras son mucho más altas que las transacciones de bienes reales resulta que vivimos en una economía fantástica que nadie llega a comprender del todo. ¿Han oído hablar de la moneda del billón de dólares?
Es una historia muy divertida. Periódicamente oímos que tal vez la Administración americana tenga que cerrar porque el Gobierno no tiene dinero para pagarla, porque el Congreso no le permite endeudarse más. Algunos economistas han propuesto una solución para que el Gobierno consiguiera ese dinero sin que el Congreso tuviera que apoyarlo. Se trataba de que el Departamento del Tesoro acuñase una única moneda de platino por valor de un billón de dólares y se la entregase en custodia al banco de la Reserva Federal. Sobre esa cantidad el gobierno podía emitir bonos o pedir préstamos. La operación era legal porque el Gobierno no puede producir dinero sin permiso del Congreso, pero si puede acuñar monedas por interés numismático, con el valor que quiera.
La moneda más rara se fabricó en una isla que durante un tiempo perteneció a la monarquía española. Consistía en unas ruedas de piedra que se iban a buscar a una isla situada a unas cuatrocientas millas, de donde se las traía en barca. En una ocasión, una de las barcas que transportaba una de estas monedas enorme se hundió. Desde entonces, nadie ha visto esa piedra moneda, pero la familia propietaria sigue utilizándola como respaldo de su capacidad adquisitiva.