Puesto que ha ganado, es el mejor. José Luis Rodíiguez Zapatero, presidente del gobierno de España

Puesto que ha ganado, es el mejor.

                                          José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno de España

La afirmación reconoce una obviedad: quien ha ganado en una competición limpia es el mejor. Le falta una coletilla: es el mejor para ganar esa competición. Nada más. Lo mismo ocurre con los test de inteligencia. Quien obtiene los mejores resultados es el mejor……. contestando a test de inteligencia. Nada más. Del resultado de las primarias no se puede inducir nada acerca del ganador. Tan sólo que ha sabido hacerlo mejor en esta prueba. Lo que digo explica por qué no se puede decir que los gobernantes que ganan en una contienda electoral son los mejores. Ganarla  es un tipo de prueba específica, sometida a sus propias contingencias, influencias, casualidades, simpatías, antipatías, conexiones emocionales, rechazos sistemáticas. Dice poco sobre la aptitud para gobernar. ¿Y tiene esto solución? La democracia, que es el sedimento sabio de muchas iniciativas desventuradas, da una solución: que el poder no sea ser vitalicio. Ya que podemos meter la pata, lo importante es poder sacarla lo más rápidamente posible. Por eso siempre me ha parecido un dislate el voto cautivo, el que haga lo que haga un gobernante siempre le votará si es de su partido. La obra de gobierno, el modo de gestionar, de movilizar energías, de resolver problemas,  –y no las proclamas teóricas o ideológicas- son el verdadero test del político.