Aprendiendo de los entrenadores
Los docentes, que debemos ser “expertos en aprendizaje”, debemos ser también “expertos en aprender”, para ello conviene que estemos permanentemente con las antenas desplegadas para captar todo lo que puede sernos útil. Los entrenadores pueden proporcionarnos conocimientos prácticos importantes. Geoff Colvin, en su libro Talent is Overrated, señala el entrenamiento como la principal fuente de la excelencia, del talento (1). Lo llama “practica deliberada”, siguiendo la terminología de Ericsson, el gran especialista en este tema. (2) Los docentes, terapeutas y entrenadores tienen una cosa en común: son los encargados de dirigir la actividad de su alumno o cliente, para ayudarle a adquirir los hábitos adecuados. En España, al contrario de lo que ocurre en Estados Unidos, tenemos una bibliografía escasa sobre los métodos de entrenadores concretos. Una excepción es Juan Carlos Cubeiro, colaborador de CUADERNOS DE PEDAGOGIA que ha estudiado el modo de trabajar de varios entrenadores de futbol (3). Tenemos que aprender de todos y hacerlo de los entrenadores de cualquier disciplina resulta especialmente provechoso. Estas son sus enseñanzas (4).
(a).- El entrenador ha de tener una meta clara. El objetivo permanente es mejorar el desempeño. Tiene que saber lo que su alumno debe conseguir. No se trata de una meta general y vaga, -ser un buen jugador, ser un buen matemático, ser una buena persona- sino de saber exactamente lo que en cada momento tiene que intentar conseguir. Trabajar por proyectos se adecúa tan bien al propio dinamismo de la inteligencia que se ha convertido en un método didáctico eficacísimo que se está introduciendo en las escuela. Jan O’Neill y Anne Conzemius, en The Power of Smart Goals, recogen los estudios que muestran que dirigir el trabajo hacia metas es el factor que influye más en el aprendizaje, después de la implicación del aprendiz (5).
En los setenta, Ron Gallimore y Roland Tharp, psicólogos de la educación, decidieron estudiar el modo de trabajar de un entrenador de éxito. Eligieron a John Wooden, entrenador de baloncesto que había hecho ganar el campeonato nacional nueve veces en diez años al equipo de la Universidad de California. Observaron su manera de entrenar. Quería que sus jugadores aprendieran una jugada completa, pero para ello la dividía en partes, y hacía que sus jugadores las repitiesen una y otra vez hasta que las realizaban perfectamente. “No busquéis un progreso grande y rápido. Buscad pequeñas mejoras cada día, es el único modo de lograrlo, y, cuando se logra, es duradero”, escribió en su libro The Wisdom of Wooden (6). Gallimore y Tharp escribieron un libro sobre él, con un título que ningún docente debería olvidar: Usted no ha enseñado hasta que ellos han aprendido (7). Una de las enseñanzas de Wooden es: “La importancia de repetir hasta la automatización no debe menospreciarse. La repetición es la llave del aprendizaje”.
(b).- Conocer el modo de mejorar el rendimiento y enseñar al alumno a que lo aplique. Un buen entrenador no debe sólo dar consejos teóricos, sino enseñar el método concreto para alcanzar el desempeño en cada momento. La necesidad de conocer bien las técnicas de aprendizaje se ve con claridad en situaciones límites, en las técnicas de rehabilitación, por ejemplo, en la enseñanza de niños con dificultades de aprendizaje. Podemos poner muchos ejemplos en actividades muy variadas.
Lee Strasberg, entrenador de actores en el Actors Studio,por cuyas clases pasaron Montgomery Clift, Marlon Brando, James Dean. utilizaba el “método”, copiado de Stanislasvki, el gran director de teatro ruso. Es una interesante mezcla de memoria y funciones ejecutivas. Estos son algunos de los elementos del “método”. Aprender a pensar como el personaje que se esta interpretando.: Responder a la imaginación aprendiendo a pensar como el “personaje” que estamos interpretando. Aprovechar habilidades anteriores para recrear el mundo del libreto. Memorizar y recordar sensaciones, aprendiendo a trabajar desde pequeñas sensaciones, expandiéndolas, desarrollando la “memoria afectiva”, aprender dividir el papel o rol en unidades sensibles que puedan ser trabajadas individualmente. Desarrollar la habilidad de definir cada unidad del rol, por un deseo activo de objetivos, en lugar de una mera idea literaria (8).
Un buen entrenador tiene que investigar lo que hacen bien otros entrenadores. Simon Clifford, entrenador de fútbol inglés, quiso averiguar por qué el futbol brasileño había progresado espectacularmente a partir de los años cincuenta. Descubrió cosas previsibles: la pasión, la tradición, los centros de entrenamiento bien organizados, las largas sesiones prácticas, y también la pobreza y la desesperación en los ojos de los jugadores. Pero descubrió algo más. Una actividad que explicaba muchas de las habilidades de los jugadores brasileños: el fútbol sala. Emilio Miranda, profesor de fútbol de la Universidad de Sao Paolo, comenta: “Los periodistas vienen aquí, van a la playa, sacan fotos y cuentan historias. Pero los grandes jugadores no vienen de la playa. Vienen del fútbol sala”. Hay una razón matemática. Los jugadores de sala tocan el balón seis veces más por minuto según un estudio de la Universidad de Liverpool, adquieren más velocidad para planear jugada, mejor control de la pelota en un espacio tan reducido . Introdujo el estilo brasileño en el futbol inglés con gran éxito, y creo las <esculas de futbol brasileño.
Shinichi Suzuki elaboró un método para que los niños aprendiesen a tocar un instrumento musical desde la primera infancia. Lo basó en la idea de que la habilidad musical no es un talento innato, sino una destreza que se puede entrenar, de igual modo que todos los niños desarrollan la capacidad de hablar la lengua materna. “Cualquier niño a quien se entrene correctamente –decía- puede desarrollar una habilidad musical, y este potencial es ilimitado”. Su método intenta copiar el aprendizaje de la lengua materna: (a) protagonismo de los padres, (b) comienzo temprano, (c) proporcionar al niño un ambiente rico en estímulos, (d) alentar, (e) aprender con otros niños, (f) repetición. Este es el centro del método. Cuando los niños han aprendido una palabra aprenden a usarla en expresiones cada vez más complejas. Los estudiantes Suzuki aprenden las nuevas habilidades técnicas en el contexto de las obras que ya dominan, lo que hace el aprendizaje mucho más fácil (9) .
(c).- Planificar el entrenamiento, marcar las pautas de progreso, la velocidad de crucero, para cada alumno.
EL entrenamiento es siempre individualizado. Lev Vigotski descubrió que el aprendizaje consiste en pasar desde la situación presente al “estadio de desarrollo próximo”. En el desarrollo infantil eso de manifiesta porque el niño al principio sólo puede hacer algunas actividades con ayuda ajena, pero acaba haciéndolas él solo. Esa tarea de “andamiaje” la hacen sus cuidadores. Las madres son entrenadora expertas, por ejemplo para enseñar a los niños algo tan complejísimo como es el lenguaje.
(d) La gran herramienta de un entrenador es la gestión de las metas.
Daniel Coyle cuenta el caso de Hans Jensen un profesor de cello que vive en Chicago. Algunos de sus colegas le describen como “el más brillante profesor de cello del planeta”. Después de asistir a sus clases con alumnos variados, saca la conclusión de que a cada uno le dice muy concretamente lo que tiene que hacer, de manera que se animen a hacerlo. “El papel del buen entrenador es saber lo que cada alumno necesita para progresar”. Por la influencia que puede tener en el desempeño de su alumno, el entrenador debe tener muy claro que su objetivo final es que el alumno se independice de él (10).
El efecto beneficio del establecimiento de metas sobre la ejecución de una tarea es uno de los mas solidos y replicables de la literatura psicológica, Las metas influyen en la conducta de cuatro manera; centran la atención, ayudan a movilizar el esfuerzo, ayudan a mantenerlo y facilitan el aprendizaje.
(e) Un buen entrenador sabe que las metas solo son motivadoras si cumplen ciertas condiciones.
(a).- Deben expresarse en conductas medibles. Ordenes como “Hay que esforzarse al máximo” o “Da todo lo que tienes; son inútiles. Es mejor decir: “Esta semana debes reducir una decima de segundo en los cuatrocientos metros”.
(b). Las metas deben ser difíciles pero realistas. SI son demasiado fáciles no estimulan. SI son demasiado difíciles frustran.
(c).- Hay que distinguir entre metas a corto y metas a largo plazo.
(d).- Tenemos que proponernos metas de ejecución, no metas de competición. En la meta de ejecución te comparas contigo mismo. Ru eres tu referencia, Bajar treinta segundos. En las metas de competición la referencia es otra: ganar la carrera.
(e).- Establecer metas positiva de las que se pueda presumir, no metas negativas. Una meta positiva es aguantar veinte kilómetros, Una meta negativa: no caerse en la barra de equilibrios.
(f).- Identificar la estrategias para conseguir las metas. SI dices a alguien que al correr los cien metros no debe llevar las manos contraídas, le estas enseñando mal.
(g).- Lleva un registro de las metas conseguidas.
(h).- El atleta debe saber si esta alcanzando o no las metas (11).
(d).- El alumno necesita tener un feedback continuo e inmediato de cómo lo está haciendo.
El ultimo consejo de los entrenadores de atletismo tiene na inmediata aplicación en el aula. El alumno debe saber en cada momento si lo está haciendo bien o mal. Practicar sin saber los resultados es como jugar a los bolos con una cortinilla que oculte el resultado. La evaluación educativa debe estar muy próxima al hecho evaluado. Las pruebas que son calificadas y devueltas a los alumnos una semana después con una nota no tienen valor educativo. Son solo un instrumento de control. (12)
Elizabeth Spiegel es una profesora de ajedrez que ha conseguido que los alumnos del colegio 318 de Brooklin una escuela pública, en un entorno económicamente bajo, hayan ganado en repetidas ocasiones el campeonato nacional de ajedrez para estudiantes de secundaria. Una de sus tácticas es que después de cada partida hace reflexionar a sus alumnos sobre lo que hicieron bien y sobre lo que hicieron mal (13).
Hadamard, un gran matemático y psicólogo, comentaba: “Me equivoco en las demostraciones con la misma frecuencia que mis alumnos. Mi única ventaja es que yo me doy cuenta antes que ellos de mi error”.
(e).- El entrenamiento suele ser aburrido, y el entrenador debe ayudar a soportarlo. El entrenamiento se basa en la repetición dirigida hasta conseguir la perfección. Y esta insistencia suele ser poco atractiva. Los buenos entrenadores suelen ingeniárselas para que la repetición no lo parezca. Pero no siempre se consigue. Como decía una entrenadora de patinaje artístico sobre hielo : “He calculado que antes de presentarse a un concurso, un patinador se ha caído sobre su trasero unas dos mil veces. Y esto no gusta a nadie”.
Hay que aumentar la motivación, reconocer los méritos, recordar los objetivos y adquirir resistencia. Uno de los modos de favorecer la motivación es con el reconocimiento del esfuerzo y la consciencia del progreso. Por eso, un buen entrenador debe seleccionar muy bien la planificación, haciendo que los objetivos sean lo suficientemente difíciles para sentirse orgulloso si se consiguen, pero tan difíciles que el fracaso sea muy probable.
Ken Robinson insiste en la importancia de reconocer el propio elemento, la pasión, que es una poderosa fuente de energía. Gillian Lynne era una niña inquieta y nerviosa que no paraba, no prestaba atención ni entregaba los deberes. Los profesores instaron a sus padres a llevarla a un especialista. Pensaban que tenía algún déficit de aprendizaje (de haber ocurrido esto en la actualidad, la niña seguramente habría sido diagnosticada con TDAH y medicada. Por suerte, en los años 30 no se había popularizado ese trastorno). Mientras el especialista hablaba a solas con los padres, Gillian se quedó en una sala con la radio puesta. Al comenzar una canción, la niña empezó a moverse al compás. Cuando el psicólogo observó ese comportamiento, llegó a la conclusión de que a Gillian no le pasaba nada. Sencillamente, era una bailarina. Recomendó a sus padres apuntarla a una escuela de danza. Así lo hicieron, y fue maravilloso. La chica destacó (incluso mejoró en el colegio), se hizo coreógrafa y hoy es mundialmente conocida como la autora de Cats y El fantasma de la ópera. Para Robinson, lo importante es que cada uno encuentre su elemento, es decir, aquella actividad donde se encuentren lo que le apasiona y lo que se le da bien (14).
(f).- Debe demostrar y transmitir una “actitud de crecimiento”. Carol Dweck ha demostrado a través de numerosos estudios la influencia que tiene sobre el aprendizaje las creencias previas sobre la capacidad de la inteligencia para progresar. Los que tienen “mentalidad de crecimiento” creen que se puede mejorar. Los que tienen “mentalidad fija” creen que el talento es innato y que el esfuerzo es sólo para las medianías (15).
Nadia Salerno-Sonnerberg debutó tocando el violín con la Philadelphia Orchestra a los diez años de edad. Cuando llegó a la Julliard School para estudiar con Dorothy DeLay, la gran profesora de violín, había adquirido malos hábitos técnicos, pero se negaba a cambiarlos. Después de varios años así, se dio cuenta de que sus compañeros la superaban. “Estaba acostumbrada al éxito, a la etiqueta de niña prodigio que me había colocado la prensa, y me sentía una fracasada”. Tenía miedo a esforzarse. “Si me presentaba a una audición sin haber trabajo lo suficiente, tenía una excusa si no triunfaba. Pero me daba miedo si eso pasaba habiéndome esforzado al máximo. Entonces no tenía justificación”. Llegó incluso a olvidarse el violín para ir a las clases. Un día Dorothy DeLay le dijo que si seguía así, la expulsaría de clase. “Si piensas seguir desperdiciando tus aptitudes, no quiero colaborar a ello”. Nadia reaccionó y comenzó una carrera de éxito. ”Una cosa es segura –ha comentado- tienes que trabajar duro por las cosas que amas. Y cuando es la música lo que amas, la lucha dura toda la vida”.
Esperamos que esta excursión fuera de la escuela les haya resultado interesante y útil.
(1).- Colvin, G. Talent is Overrated: What Really Separates World Class Performer from Everybody Else, Londres, Portfolio, 2010.
(2).- Ericsson, K.A. et alt. (eds). The Cambridge Handbook of Expertise and Expect Performance, Cambridge University Press, Nueva York, 2006.
(3).- Cubeiro, J.C. Mentalidad ganadora. El método Emery, Temas de Hoy, Madrid, 2012.
(4).- Una parte importante de la información siguiente está tomado de Marina, J.A. Objetivo: Generar talento, Conecta, Madrid, 2016.
(5).- O’Neill, J, y Conzemius, A. The Power of Smart Goals; Using Goals to Improve Student Learning, Solution Tree, Bllomington, 2005.
(6).- Wooden, J. Y Jamison, S. The Wisdom of Woodwn: My Century On and off the Court, McGraw Hill Education, Nueva York, 2010
(7).- Gallimore, R. y Nater, S. You Haven’t Taught Until They Have Learned, Fitness Information Technology, Mongantown, 2006
(8).- Benedetti, Jean. 1998. Stanislavski and the Actor. London: Methuen
(9).- Susuki, S. Natured by Love; The New Approach to Talent Education, Exposition Press, Nueva York, 1969.
(10).- Coyle, D. The Talent Code: Grearness Insn’t Born. It’s Grown. Here’s How, Bantam, Nueva York, 2009
(11).- Locke, E.A. y Latham, G.P.A Theory of Goal Setting and Task Performance, Prentice Hall, Englewood Cliffs, 1990
(12).- Marina, J.A., “¿Debe aprender nuestro sistema educativo del ejército americano?”, El Confidencial, 20. 1.2016
(13).- Tough, P. Cómo triunfan los niños, Palabra, Madrid, 2014
(14).- Robinson, K. Y Aronica, L. El elemento. Descubrir tu pasión lo cambia todo. COnnecta, Barcelona, 2012.