Las calles de Madrid se han llenado de carteles con un eslogan electoral: “Libertad”. La palabra resulta clara y su contenido claramente deseable. Sin embargo, es un término que merece estar en el “Diccionario de palabras políticas confusas”, que estoy redactando. Sucede con ella lo que san Agustín decía respecto del tiempo: “¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé, pero si trato de explicárselo a quien me lo pregunta no lo sé”