Me refiero a un texto del Génesis en que Jehová dice a Abraham que por la maldad de sus habitantes va a destruir Sodoma. Abraham le pregunta que si hubiera al menos cinco justos en Sodoma la perdonaría. La moraleja era que solo las personas justas pueden salvar la ciudad. El tema de los “justos” me ha interesado mucho. Cuando escribí “Historia de la Inhumanidad”, en la que contaba los repetidos colapsos éticos que sucedieron en el siglo XX, concluí que dábamos más importancia a los violentos que a los que se habían interesado por establecer la justicia y pensé que seria bueno escribir una “Historia de los justos”.
Hoy el enigma se refiere a otro caso de esta valentía colectiva en favor de la justicia. El de un pueblecito que decidió comportarse justamente en momentos terribles.
La historia ocurrió durante la persecución nazi. En un pueblo francés de la zona montañosa de Auvernia. El pueblo entero salvó desde 1940 a 1944 a más de cinco mil personas. Alrededor de 3.500 eran judíos, pero también ayudaron a algunos republicanos españoles huidos de los campos de concentración.
La iniciativa la tomaron un pastor protestante, André Trocmé y su esposa Magda. Convencieron a los vecinos para que ofrecieran refugio en sus casas, en granjas, en escuelas y hoteles a los perseguidos. Los escondían, escolarizaban a los niños, los ayudaban a pasar a Suiza. Tal vez influyera el hecho de que era un pueblo hugonote. Los hugonotes eran los protestantes franceses que fueron salvajemente perseguidos en la Francia del siglo XVI. Acaso esa memoria de pueblo perseguido les movió a ayudar a otro pueblo perseguido.
¿Qué pueblo francés protegió a los vecinos judíos durante la invasión nazi en la II Guerra Mundial?