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progresista

Dos noticias de LA VANGUARDIA me han llamado la atención. La primera es que dedicasen su portada del domingo (15.8.2021) a una especie de rehabilitación de Jordi Pujol, con un titular: “La convergencia de Pujol con ERC”. El autor del artículo Josep Gisbert, escribe:” La receta de Pujol es clara: una vez visto que ni el independentismo es lo bastante fuerte para alcanzar la independencia ni España lo es para aniquilar a Catalunya, hace falta que las dos partes sean conscientes de la realidad y, ante el clima de impasse creado, hagan “un nuevo esfuerzo de acercamiento” y “sean capaces de encontrar un clima de diálogo”. También Pere Aragonès insiste en el diálogo. ¿A dónde podría conducir ese diálogo? Según Gisbert: “Para Pujol parece obvio que no será la independencia, y se conformaría con “un autogobierno de Catalunya que garantizara la identidad, la democracia y el progreso social y económico”. Y la ERC de hoy, aunque no lo diga, a buen seguro que no le haría un feo”. En el número del sábado 21.8.2021 LA VANGUARDIA publica el resultado de dos encuestas -una realizada por el Ayuntamiento de Barcelona, y otra por el Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat- que muestran un descenso del interés secesionista en la franja de edad 15-34 años, y un aumento de la aceptación del sistema autonómico. ¿Suponen estos datos un cambio de tendencia? Es difícil decirlo. La opinión pública es una realidad demasiado fluida e impresionable. Y el paso de la opinión al voto, más impredecible todavía. Gallimard acaba de publicar un libro dirigido por Gahin, Martínez Toledano y Piketty, titulado Clivages politiques et inégalités sociales. Los autores pretenden explotar las encuestas llevadas a cabo desde 1948 en una cincuentena de países, después de las elecciones más importantes. Aspiran a dibujar una verdadera cartografía mundial e histórica sobre las motivaciones de voto. ¿Por qué, por ejemplo, cuando las desigualdades socioeconómicas aumentan, los debates surgen sobre todo a propósito de la inmigración, la identidad nacional o la integración? Hay algunos datos comunes a EEUU y a Europa. El voto étnico sube en importancia, mientras que el voto de clase cuenta cada vez menos. En cambio, en Iberoamérica y en Asia sucede, al contrario. ¿Por qué sube o baja el interés identitario? Un dato más (27.8): después de oponerse durante mucho tiempo, Junts por boca de Jordi Sánchez, acepta sumarse al diálogo y aplazar la vía unilateral. Pero al mismo tiempo, la ANC prepara una Diada basada en la desconfianza hacia el diálogo. Después de haberse lanzado al agua el 1-O sin saber si había agua en la piscina, ahora parece que todo el mundo quiere nadar y guardar la ropa.

José Antonio Marina