
José Antonio Marina | Eva Marina Editorial y ciudad
Ariel, Barcelona Fecha de publicación
2013 Páginas
235 ISBN
978-84-344-1738-0
Los autores de este libro presentan un modelo convincente de cómo funciona la inteligencia creadora y de cómo se puede desarrollar. Si “crear” es un acto, la “creatividad” es una capacidad, una competencia. Es el hábito de crear. Todos los libros de la colección Biblioteca UP tienen como objetivo central educar el talento, que no se encuentra antes, sino al final de la educación. La creatividad sería una cualidad
de todo talento, de toda inteligencia triunfante. De lo que se trata es de adquirir una actitud creativa, una personalidad creadora.
Crear no es una actividad especial, sino dirigir las operaciones mentales normales mediante un proyecto creador. El aprendizaje de la creatividad consiste en el adiestramiento de nuestro sistema productor de ocurrencias, fruto de la Inteligencia generadora. Para conseguir buenas ideas es preciso educar esa inteligencia, que opera a nivel inconsciente. La propuesta de los autores es la de ayudar y animar a cada persona para que construya un inconsciente creativo, y la manera de hacerlo es
adquiriendo los hábitos adecuados. El entrenamiento, es el procedimiento que tenemos para adquirir hábitos.
La parte teórica de esta obra, en la que se estudia la ciencia de la creatividad, se ve complementada por una parte eminentemente práctica, donde se recoge el diario de un personaje imaginario, Marta Radveski, investigadora de la agencia Mermelada & White, que se dedica a investigar cómo funcionan los procesos creativos en distintas profesiones, y lo que piensan los expertos más reconocidos en creatividad, a los que entrevista para completar el trabajo de sus jefes. Junto a este diario, asistimos a un taller de teatro escolar dirigido por otro personaje de ficción, Nux. El teatro en la
escuela busca educar la personalidad de los chicos; fortalecer sus recursos cognitivos, emocionales y sociales; y darles la oportunidad de enriquecer sus experiencias mediante la actividad creadora. Los cinco chicos que participan en el taller aprenden los procesos creativos a través del montaje de una obra de teatro. El taller nos ayuda a comprobar, entre otras cuestiones, la importancia de fomentar un entorno creador.
El libro termina con lo que los autores denominan “la última frontera de la creatividad”, la gran invención de la inteligencia creadora: el gran proyecto ético de la humanidad. Alrededor de la línea que conduce desde la “inteligencia creadora” hasta el “gran proyecto ético” emergen las grandes actividades creadoras especializadas, desde el arte, a la ciencia, la economía, o la política, que pueden colaborar o no con ese “gran proyecto ético”. Si deciden hacerlo, sería, según los autores, la gran demostración de nuestro talento.