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Elogio de la Minúscula

El problema de las mayúsculas surge cuando se utilizan para escribir palabras abstractas. Se realiza entonces una especie de ceremonia de canonización, de elevación a los altares, o de mitificación.

NO TOMEN A BROMA la siguiente afirmación: «El mal uso de las mayúsculas conduce a la guerra». Es fácil encontrar ejemplos: la Patria, la Nación, la Raza, la Religión, el Partido, la Revolución, el Estado han sido en alguna ocasión palabras peligrosas. Por eso, hay que elaborar un estricto protocolo para el uso de las mayúsculas, llenaremos así un vacío o una irresponsabilidad lingüística difícil de explicar. El uso de las mayúsculas no plantea ningún problema en nombres concretos: José, Engracia, Sigüenza. El problema surge cuando se utilizan para escribir palabras abstractas. Se realiza entonces una especie de ceremonia de canonización, de elevación a los altares, o de mitificación. Hay una religión laica de las mayúsculas que impone una reverencia ciega a lo mayusculeando, que puede llegar a la inmolación.

La Patria, la Nación, la Raza, la Religión, la Revolución, el Estado han sido en alguna ocasión palabras peligrosas

Madame Roland, una de las heroínas mas conmovedoras de la revolución francesa, antes de ser guillotinada gritó: «Oh, Libertad, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!». No hay duda de que pronunció la palabra Libertad con mayúscula.

Así pues, emprendo osadamente la redacción de un anteproyecto de ley para regular el uso de las mayúsculas. El primer artículo determina que no se podrán escribir palabras abstractas con mayúscula, sin haber cumplido determinados requisitos. El primero, convertir el nombre abstracto en un nombre colectivo, a ver qué pasa. ¿Que no entiende lo que digo? Pues se lo voy a explicar. En nombre del Pueblo -vasco, catalán, español, irlandés, etc…—se puede pedir cualquier cosa. Se trata de una abstracción mayusculeada. Reducir esa abstracción a nombre colectivo supone hablar de los ciudadanos vascos, catalanes, españoles, irlandeses, es decir, de personas concretas, y- esto resulta más real, más cotidiano, más comprensible. Nadie mataría por el censo de una nación. Otro ejemplo: los Mercados. Traducción colectiva: este banco, el otro, este comprador, aquel fondo, este inversor honrado, aquel especulador des aprensivo. ¿Van cogiendo la onda? Yo prohíbo a mis alumnos que hablen del Amor y les pido que describan sus sentimientos respondiendo a una pregunta minúscula: ¿Qué desearías hacer con esa persona a la que crees amar? Podría continuar con los ejemplos. Hay uno especialmente erudito que me permitirá ser pedante. La revolución francesa fue un movimiento popular. Por eso, la Asamblea se denominó Asamblea del Pueblo, pero tras un debate de gran enjundia política, acabó llamándose Asamblea de la Nación. Esto suponía un proceso de alejamiento conceptual cada vez mayor más mitológicamente abstracto. Continúen ustedes buscando ejemplos. ¿Qué prefieren, la Justicia o los comportamientos justos? ¿El Hien o los actos buenos? Otro caso erudito y bello: en griego, la palabra «dios» fue primero un adjetivo – «divino»-aplicado a las cosas admirables por su poder o su belleza. Después alcanzó la mayúscula. Seguiré trabajando en el anteproyecto de ley.

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