Puede considerarse un resumen de las tesis de El deseo interminable. No se me ocurre mejor tema para hacerlo que la pulsión sexual porque está presente en los tres grandes niveles de motivaciones humanas: placer, afecto, poder. Comienza como un deseo hedónico, conduce a relaciones afectivas y sociales, y se mezcla con afanes de dominación. En ese camino va enfrentándose con problemas, creando instituciones, adquiriendo distintas modulaciones sentimentales. Es, pues, un holograma de nuestra condición. A esto se añade que ha aparecido siempre como una de las imágenes de la felicidad (y también de la desdicha), pero en formas tan diversas y poliédricas que constituye una de las líneas mas apasionadas, contradictorias e inciertas de la búsqueda que estamos estudiando.
Leer más