Las arquitecturas del deseo

Con «Las arquitecturas del deseo» me propongo estudiar la “ideología del deseo”, clave para entender la cultura actual, que es una cultura de la avidez y de la insatisfacción. Y comienza explicando el sistema oculto de la sociedad consumista. Igual que sucede con las personas, las sociedades tienen su nivel consciente, expreso, manifiesto, y su nivel no consciente. Hay una estructura invisible que origina y da sentido a preferencias, sensibilidades, comportamientos que, en superficie, resultan inconexos. Cada vez que seguimos una moda, estamos conectando con uno de esos sistemas. Marina ha estudiado varios de estos sistemas en libros como La recuperación de la autoridad.

Con idea de hacer una arqueología del sujeto deseante, hablo de la espiritualidad del deseo, de su relación con la energía creadora. El deseo forma parte del circuito de la acción, y es una exclusiva humana. Analiza en el libro las tres fuentes de las que la acción puede recibir la energía: de las pulsiones, de los deseos, y de los proyectos. Siguiendo el método de la fenomenología, analiza una serie de ejemplos para descubrir la esencia del deseo, haciendo también una breve excursión por la psicopatología. A continuación, realiza una descripción canónica del mismo, que considera una de las modalidades de la experiencia afectiva.

Una de las tesis principales del libro es que debemos pasar del determinismo del deseo al determinismo del proyecto, mediante el cual el deseo se vence a sí mismo. La gran función de la inteligencia no es alcanzar fines, sino inventar fines y, mediante ellos, encelar el deseo.

Creo que la teoría de la personalidad que ha propuesto en varios de sus libros, entre ellos Aprender a vivir, sirve para explicar la genealogía de los deseos, y dedica a esto uno de los capítulos del libro. Enuncia además una “teoría del triple deseo”: la multiplicidad de deseos individuales se pueden explicar por la existencia de tres deseos fundamentales: deseo de bienestar personal; deseo de relacionarse socialmente, formar parte de un grupo y ser aceptado; y deseo de ampliar las posibilidades de acción. Se basan en estructuras neuronales, y la historia de la cultura demuestra su presencia constante. Una “ley de expansión de los deseos” permite explicar el paso de estos anhelos básicos a la proliferación de deseos particulares, ya que de nada serviría la teoría de los tres deseos básicos si no se completa con un estudio de los procesos por los que el deseo se expansiona. Conocer esa dinámica nos abrirá el paso a una posible educación del deseo.