Desde el Panóptico tenemos que estudiar los movimientos populares de protesta, su origen, las emociones que los impulsaban, el modo en que se manifestaron, por eso he leído con gran interés el libro de Isabel Ortiz, Sara Burke, Mohamed Berrada y Hernán Sáenz Cortés, titulado: World Protest: A study of Key Protest issues in the 21st century (Palgrave-McMillan 2022).
Recuerdan que ha habido periodos en la historia con gran número de movimientos pidiendo cambios, como en 1848, 1917 y 1968, y creen que el periodo que estudian -2006/220- es uno de ellos en todo el mundo, desde la Primavera Árabe hasta los “chalecos amarillos” franceses o los movimientos “MeToo” o “Black Lives Matter”.
Estudian 2809 protestas que clasifican en cuatro categorías:
- Fallos del sistema político
- Justicia económica y anti-austeridad
- Derechos civiles
- Justicia global.
Algunos aspectos resultan muy relevantes. Los fallos en el sistema democrático son los que movilizan mayor número de movilizaciones, más frecuentes en países de nivel económico medio o alto que en países pobres. Las protestas contra la desigualdad también son más frecuentes en países de ingresos medios o altos, que en países pobres. (NOTA: Algo parecido se ha detectado en los movimientos feministas o LGTBI, más activos cuando sus derechos están más protegidos). Charles Tilly, gran especialista en estos temas, ya advirtió que «la democratización favorece los movimientos sociales, así como los movimientos sociales pueden favorecer la democratización”. La explicación puede darse en que las protestas son menos peligrosas en países desarrollados. (Los movimientos sociales, 1768-2008, Crítica, p.43). Tal vez la explicación esté en que los sistemas democráticos favorecen una conciencia más profunda de los derechos y que en ellos las protestas son menos peligrosas.
Me ha llamado la atención la mayor participación de la clase media en esas movilizaciones, lo que los autores interpretan como una ruptura de “su preexistente solidaridad con las élites, sustituyéndola por la desconfianza y la convicción de que ninguno de los sistemas políticos y económicos actuales la beneficia”.
También detectan un mayor protagonismo de los populismos de derecha y de izquierda. Como ha sucedido muchas veces en la historia, el miedo de las clases medias y bajas son manipulados por movimientos de extrema derecha. Al estudiar la eficacia de las protestas consideran que el 48% consiguió algunos de sus objetivos.
Tendré que volver a este libro para aprovechar la gran cantidad de información que muestra.