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PANÓPTICO

El panóptico

La noción de “capital social”

La noción de “capital social” va y viene del escaparate sociológico. Ha sido definida al menos de seis maneras diferentes, lo que indica la importancia del concepto y su carácter esquivo. En mi opinión es el conjunto de recursos que tienen los miembros de una sociedad para resolver eficazmente los problemas de la convivencia. Incluye el nivel económico y educativo, la solidez de las instituciones, los valores morales compartidos, la participación en organizaciones altruistas, el pensamiento crítico, la compasión, la intolerancia hacia los corruptos, la confianza en los ciudadanos y en las instituciones, y un bajo índice de desigualdad. Este “capital social” es el que, según un famoso estudio de Robert Putnam (Para que la democracia funcione: tradiciones de participación cívica en la Italia moderna) hace que las instituciones sean eficientes. Trasplantar unas buenas instituciones democráticas a un país sin suficiente capital social (Afganistán, por ejemplo) conduce al fracaso.

Tengo la convicción de que uno de los objetivos de la educación es aumentar el capital social de una nación. Una colega, Mercedes G. me ha enviado un correo: “Me pregunto cómo aumentar el capital social en los centros de enseñanza. Los proyectos de “aprendizaje y servicio” pueden ser un modo, pero no es fácil idearlos y llevarlos a la práctica. Los docentes nos sentimos a veces atrapados entre la obligación de completar los temarios, las presiones de familias, la burocracia y los retos continuos que plantea el alumnado adolescente”.

El “capital social” puede aumentarse por muchos procedimientos, directos e indirectos. Cada vez que estemos haciendo bien nuestro trabajo, estamos dando un ejemplo que aumenta el capital social. Los comentarios que hacemos en clase o en tutorías, también colaboran. Es muy importante el modo como se resuelven los conflictos en el Centro.  Las comisiones contra la violencia, el acoso, la discriminación, protagonizadas por alumnos, son útiles y animan a la participación. Por supuesto, las asignaturas de educación cívica, valores, ética o como puedan llamarse, tienen que ocuparse de ese tema. Los reglamentos de convivencia, debatidos, discutidos, aprobados y respetados, también lo son. Los programas de Aprendizaje servicio, que permiten que los alumnos trabajen en proyectos sociales, dan un resultado estupendo. Pero tiene razón Mercedes, primero hay que explicar a los padres y a algunos docentes, que esas actividades no quitan tiempo al estudio. Las investigaciones muestran que mejoran el rendimiento de los alumnos, sobre todo porque aumentan su responsabilidad.

Únete 2 Comments

  • Los proyectos de aprendizaje-servicio pueden parecer complicados de entrada, pero la verdad es que acaban siendo tremendamente fáciles y exitosos cuando el centro educativo consolida la relación con la entidad social con la que colabora en la causa solidaria. Esta es, al menos, la experiencia de la Red Española de Aprendizaje-Servicio. Tal vez cuesta al principio «hacer el molde», pero una vez construido, «se multiplican los flanes». Por cierto, cada flan suele salir mejor que el anterior. ¡Un saludo!

  • jose antonio marina dice:

    Querida Rosa, gracias por tu correo. Creo que tienes razón y que hablas con perfecto conocimiento del asunto. Al fin y al cabo eres la persona que mas has impulsado en España el Aprendizaje-Servicio. Y todos tenemos una deuda de gratitud contigo.

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